“Cuando consideraba al Espiritismo como una vulgar ilusión de los
ignorantes, me sentía inclinado a mirarlo con desprecio; pero verlo defendido
por sabios como Crookes, a quien conocía como el químico más eminente de
Inglaterra; por Russel Wallace, el émulo de Darwin, y por Flammarion, el más
conocido de los astrónomos, no me podía permitir semejante actitud”. Las
palabras de Sir Arthur Conan Doyle (en The
New Revelation, 1918) ponen de manifiesto la situación en la que se
encontraban algunas pseudociencias a fines del siglo XIX y principios del siglo
XX. Doctor en Medicina y creador del detective Sherlock Holmes (paladín de la
racionalidad), Conan Doyle dejó numerosos testimonios en los que defendía estas
prácticas y creencias.