Este curioso texto, a medias un relato
y a medias una reflexión sobre lo que muchos años más tarde se configuraría
como ciencia ficción, fue publicado por primera vez en el número 47 de la
revista Martín Fierro, aparecido en
Buenos Aires el 6 de febrero de 1905. Muy probablemente no hay sido reeditado
jamás. Ricardo Jaimes Freyre (1868-1933) fue un personaje muy particular. Hijo
del cónsul boliviano en Tacna (Perú), residió gran parte de su vida en Tucumán,
donde obtuvo la ciudadanía argentina, pero luego fue dos veces ministro en
Bolivia y varias veces embajador de la nación del Altiplano en destinos como
Estados Unidos o la Sociedad de las Naciones. Esencialmente poeta, fue uno de
los precursores del modernismo y fundó, junto a su amigo Rubén Darío, la Revista de América. Murió en Buenos
Aires.