viernes, 22 de diciembre de 2023

 


Se publicó el número 55 de Cuásar después de 8 años de receso. Con 132 páginas, su contenido es el que se detalla a continuación:

Cuentos

“Dale mi cariño a la familia”, de A. T. Greenblatt, premio Nebula 2020. Una historia que rescata el tradicional sentido de la maravilla de la ciencia ficción.

“El camino de Jonás”, de Juan Simerán, ganador del último Premio Tristana de Novela Fantástica.

“No presente cargos y no demandaré”, de Charlie Jane Anders, premio Theodore Sturgeon Memorial al mejor cuento de ciencia ficción de 2017.

“Madre”, de Erick J. Mota, considerado como el mejor escritor cubano de ciencia ficción de su generación.

“El bosque”, de Paula Ruggeri, una fantasía oscura que entremezcla los mitos y las leyendas.

“El peso del amanecer”, de Vylar Kaftan, novela corta ganadora del Premio Nebula, ambientada en un mundo donde los Incas no fueron subyugados por los españoles.

Artículo

“Un panorama de la ciencia ficción argentina en los últimos años”, de Luis Pestarini, una guía de lectura que repasa treinta y cinco libros del género publicados desde 2018.

Cuasarianas

“Angélica Gorodischer” (1928-2022)

“Reediciones de ciencia ficción argentina”

Más allá: la generación que leyó el futuro”

“Marcelo Cohen (1951-2022)”

“Biblioteca Popular Ansible”

En venta en Libros del Árbol, Combate de los Pozos 255, CABA, Lunes a viernes de 15 a 20 hs., o a través de Mercado Libre: https://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-1395371051-cuasar-55-revista-ciencia-ficcion-y-literatura-fantastica-_JM#position=5&search_layout=stack&type=item&tracking_id=3d573e53-0f29-451a-8ee2-038d2df1df90

Para ventas al exterior contactar a luispestarini@gmail.com

Las colecciones de ciencia ficción (IV): Ciencia ficción de Ultramar (primera parte), por Luis Pestarini

 


A fines de los setenta en España se estaba publicando mucha ciencia ficción en la modalidad “colección especializada”: Super Ficción de Martínez Roca, Ciencia/Ficción de Acervo, los libros de Nueva Dimensión, Libro amigo de Bruguera, en particular la serie de antologías Ciencia Ficción, y varias más. En este marco, la editorial Ultramar decidió sacar una colección de libros, Maestros de la Ciencia Ficción que reeditó varios títulos de la argentina Emecé. Pocos años después, en 1982, esta colección se transformaría en la subcolección Ciencia Ficción de Grandes éxitos de bolsillo, donde se reeditarían nuevamente todos estos títulos. La colección de amable formato pocket fue una de las de duración más extensa en lengua española.

A cargo de esta nueva colección quedó Domingo Santos (1941-2018), que había participado como director en varias de las series ya mencionadas, incluso en simultáneo, y que por ende mostraba una amplia experiencia. A pesar de su labor de escritor y traductor, es considerada su tarea como director literario la que mejor desarrolló y más aporto a la difusión del género en España y Latinoamérica. En esta primera entrega vamos a realizar una rápida reseña de los primeros veintiocho títulos que conformaron la colección que los lectores conocemos como “los libros de Ultramar”. El total de libros publicados fue de 124 aunque llegó a publicar hasta el número 123. ¿Cómo se explica esto? Es que el número 69 se repite en dos libros: Los anales de los heechees y una reedición de Dune, que ya había salido con el número 8.

Muchas de las traducciones, en particular en la primera etapa, son de Domingo Santos, lo que no es una buena noticia. Después los traductores varían y la calidad mejora. En cuanto a la selección de títulos, es muy variada. Seguramente por razones comerciales de época hay una fuerte inclinación por las sagas, hay varios libros de autores españoles y un par de latinoamericanos. Para comprender algunos de los criterios de Santos, Ángel Torres Quesada cuenta aquí sobre cómo le publicaron la trilogía de Las Islas del Infierno: en resumen, el escritor andaluz envió la primera novela que da título a la serie a Santos, quien le dijo que le había gustado, que cuántos libros pensaba escribir. Torres Quesada le dijo que dos más. Santos le contestó que hasta que no estuviera el segundo no publicaría el primero porque necesitaba que por lo menos estuviera al mismo nivel. ¿Y sobre el tercero? preguntó Torres Quesada. Santos contestó: Que hiciera lo que quisiera, total a los que les gustaron los dos primeros iban a comprar el tercero y, en todo caso, si los decepcionaba se la iban a agarrar con el autor.

Este criterio es bastante probable que se aplicara también en Estados Unidos porque en la mayoría de las series, en particular las que fueron apareciendo en esta colección, la calidad va francamente en descenso, a veces de manera muy marcada. Prueba de esto son las series del Mundo del Río de Farmer o la Saga del Exilio en el Plioceno de Julian May. Pero en contraposición la colección incluyó títulos muy valiosos que difícilmente hubieran visto otra edición en español, y en algunos casos fueron colecciones de cuentos.

El primer libro de la colección apareció en 1982 y el último, y curiosamente uno de los mejores, Crystal Express de Bruce Sterling, en 1992. La distribución en Argentina fue amplia hasta los últimos números, en que se volvió irregular. Hay un volumen que nunca se distribuyó en nuestro país: el primer tomo de Dhalgren de Samuel R. Delany. La extensa novela se dividió en tres partes, y los dos tomos restantes sí se distribuyeron, lo que provocó que los lectores fueran de librería en librería buscando un libro inhallable.

Presentamos aquí, entonces, una breve reseña de los primeros veintiocho libros, algunos de ellos muy conocidos.

 

1. Clarke, Arthur C. Cita con Rama (Rendezvous with Rama, 1973) 1982. 247 p. Traducido por A. Gámez.


El primer título de la colección es la clásica novela de Clarke. Ya había sido publicada por la misma editorial en la colección que precedió a esta y, antes de eso, en Argentina por Emecé, en la colección que reseñamos anteriormente. Tuvo varias ediciones en esta colección.

 

2. Farmer, Philip José. A vuestros cuerpos dispersos (To your scattered bodies, 1971) 1982. 277 p. Traducido por Domingo Santos.

Otro clásico de la época, también una reedición ya que tenía dos versiones previas, una argentina y otra española. Primera novela de la serie “Mundo del Río”, en realidad es el ensamble de dos relatos de los años sesenta. La historia es bastante conocida: unos seres desconocidos reviven a toda la humanidad en las riberas de un río interminable rodeado de montañas imposibles de escalar. Farmer se tienta y pone como protagonistas a varios personajes históricos: Richard Francis Burton, Alice Liddell (la inspiración de la Alicia de Lewis Carroll), Samuel Clemens (Mark Twain); Jack London, Cyrano de Bergerac, mezclados con personajes ficticios de distintas épocas. La historia, narrada mediante el muy efectivo recurso del cliffhanger donde al final de cada capítulo uno o varios personajes quedan en una situación crítica, tuvo éxito en su momento y aún vale la pena. Y dio lugar a una serie de continuaciones no tan exitosas que Ultramar publicó a continuación.

 

3. Farmer, Philip José. El fabuloso barco fluvial (The fabulous riverboat, 1971) 1982. 293 p. Traducido por Domingo Santos.

4. Farmer, Philip José. El oscuro designio (The dark design, 1977) 1983. 475 p. Traducido por Domingo Santos.

5. Farmer, Philip José. El laberinto mágico (The magic labyrinth, 1980) 1983. 436 p. Traducido por Domingo Santos.


Los siguientes tres títulos de la colección son parte de “Mundo del río”, el primero de los cuales, El fabuloso barco fluvial, ya tenía dos versiones en español, mientras que El oscuro designio y El laberinto mágico, eran novelas inéditas. El fabuloso barco fluvial no es una continuación directa de A vuestros cuerpos dispersos sino que sigue a Clemens en una aventura paralela, sumando más personajes, como sucede en las otras dos novelas, escritas especialmente para aprovechar el éxito de la serie. Como sucede con muchas de las sagas más conocidas, pasan muchas cosas, se suman más personajes (en general poco conocidos o directamente creados por Farmer), pero la trama avanza muy poco y nada sabemos de la cuestión de fondo: quienes resucitaron a los humanos. Para peor, parece que las historias solo son protagonizadas por estadounidenses más algunos franceses y uno que otro de orígenes exóticos. Pero más allá de estas cuestiones bastante nimias, el problema de fondo es que se nota cada vez más que Farmer y sus editores están dispuestos a exprimir hasta la última gota a esta serie de éxito. Y todavía queda un último libro.

 

6. Fuentes del paraíso (The fountains of paradise, 1979) 1983. 301 p. Traducido por Edith Zilli.

Segunda edición de esta novela en distintas colecciones de Ultramar, sigue la versión publicada por Emecé en 1980. Clarke lo consideraba su mejor libro. Trabaja básicamente sobre la idea de construir un enorme ascensor que comunicará la Tierra con el espacio, atravesando la atmósfera y evitando así el trayecto más difícil del viaje espacial. Ambientada en el siglo XXII, el proyecto tiene un primer problema: el lugar más apropiado para construir este ascensor es en una montaña en Sri Lanka, un lugar sagrado donde existe un monasterio. Hay un poco de todo en esta novela, hasta un breve contacto con extraterrestres, y se lee con facilidad, pero en contra de la opinión del autor, no es su mejor obra. Ganó los premios Hugo y Nebula.

 

7. Gálvez, Pedro. La hormiga. 1983. 211 p.

Este volumen es el primero que no apuesta a lo seguro y, se sospecha, no fue una elección original de Santos para la colección sino que ya estaría en los planes de la editorial que decidió publicarlo aquí, algo que resulta un poco inexplicable, al igual que el mismo libro. Compuesto básicamente por el diario de una hormiga que ha leído filosofía y desea contar como es la vida de sus congéneres, es básicamente un manual de entomología, no una novela, y menos de ciencia ficción.

 

8. Herbert, Frank. Dune (Dune, 1965) 1983. 702 p. Traducido por Domingo Santos.

9. Herbert, Frank. El mesías de Dune (Dune messiah, 1969) 1983. 305 p. Traducido por Domingo Santos.

10. Herbert, Frank. Los hijos de Dune (Children of Dune, 1976) 1983. 546 p. Traducido por Domingo Santos.

Si hay que apostar sobre seguro, qué mejor opción que la reedición de los tres primeros títulos de la


serie Dune, que habían sido publicados pocos años antes por Acervo. No hay mucho que se pueda decir del primero de los libros, un clásico inoxidable y ya muy conocido. Vale resaltar que Herbert no subraya la tecnología sino más bien cuestiones humanistas, y es pionero en estos libros en el tratamiento de la ecología como una cuestión fundamental. Originalmente el autor pensó estos tres libros como una tetralogía, ya que el primero fue publicado en dos seriales en la revista Analog entre 1963 y 1964, y después los unificó en un único volumen. Los volúmenes posteriores al tercero no fueron parte del plan original. Vale señalar que la traducción deja mucho que desear y no fue mejorada tras la edición de Acervo.

 

11. Farmer, Philip José. Dioses del mundo del río (Gods of Riverworld, 1983) 1984. 329 p. Traducido por Domingo Santos.

Esta novela cierra el ciclo de la saga Mundo del Río, donde se explica finalmente por qué había renacido toda la humanidad en las riberas de un río interminable y quién había provocado este fenómeno. Durante cuatro libros se alimentó el misterio y estaba claro que, o Farmer tenía un as en la manga pensado desde el comienzo, o la resolución del enigma iba a ser decepcionante. Lamentablemente sucedió esto último. Muy criticada en su momento, Dioses del mundo del río no está a la altura de las expectativas pero tampoco es el desastre que se pretendió que era. Es una entretenida novela más de ciencia ficción, con algunos momentos logrados.

 

12. Farmer, Philip José. El mundo del río y otras historias (Riverworld and other stories, 1979) 1984. 327 p. Traducido por Víctor Conill. Contiene: El mundo del río. J. C. en el rancho turístico. El volcán. La patrulla del amanecer de Henry Miller. El enigma del puente doliente... entre otros. Brass y Gold (o Caballo y Zepelín en Beverly Hills). El Niño Podrido en la Jungla pasa de todo. La voz del sonar en mi apéndice vermiforme. Monólogo. El arrendador de dos males. El fantasma de las cloacas.

Para extraer lo último que se podía de Mundo del Río llegó esta antología que lleva el nombre de la saga como título y que busca confundir al lector: incluye el relato original que dio origen a toda la serie, de 1966, pero el resto de los cuentos son parte de la producción más experimental de Farmer, entre los que hay varias imitaciones de otros escritores como Henry Miller, una mezcla de los Burroughs (William y Edgar Rice, o como hubiera sido Tarzán contado por el primero), y Malcolm Lowry, entre otros. Es interesante la lectura de este libro porque permite apreciar la gran variedad de registros que tenía Farmer, pero la mayoría de los cuentos no pasan de ser ejercicios literarios, aunque de los buenos.

 

13. Harrison, Harry. Catástrofe en el espacio (Skyfall, 1976) 1984. 279 p. Traducido por O. Sachs.

Otro título publicado diez años antes por Emecé en la colección que ya reseñamos, pero aparentemente en otra traducción.

 

14. Clarke, Arthur C. 2010: odisea dos (2010: odyssey two, 1982) 1985. 309 p. Traducido por Domingo Santos.

Otra novela que ya tenía una versión en Emecé y había sido publicada por Ultramar en la colección Best Seller en 1983. Pertenece a un período del género en el cual la industria editorial tentaba a los escritores de ciencia ficción a hacer continuaciones del obras famosas. El problema es que muchos de estos libros están pensados más como best sellers. Algo de eso pasa con 2010, pero con cierto barniz de “novela filosófica”, como le gustaba a Clarke, aunque no tan pretenciosa como otros de sus libros.

 

15. Barjavel, René. La noche de los tiempos (La nuit des temps, 1968) 1985. 287 p. Traducido por Claudia Martínez.

Esta novela del francés Barjavel (1911-1985) tiene varias ediciones previas en Argentina y España. Trata sobre una expedición a la Antártida que localiza los restos de una civilización antiquísima y algunos seres conservados por una máquina. La trama es bastante tonta y muy inverosímil, y tiene cierto tufillo a los libros de Von Däniken y Berlitz que comenzaban a hacerse populares cuando fue escrita.

 


16. Herbert, Frank. Dios emperador de Dune (God emperor of Dune, 1981) 1985. 561 p. Traducido por Domingo Santos y Monserrat Conill.

Otra reedición en formato de bolsillo de una novela publicada en formato grande. Es la primera de la serie Dune publicada tras la trilogía original. Herbert está muy preocupado por contar sus opiniones sobre el devenir de la raza humana y sus problemáticas más urgentes, a través de la transformación de Leto II, hijo de Paul Atreides, en un gusano de arena. El autor siempre tuvo un problema: cuenta mucho de la historia a través de diálogos interminables donde no pasan demasiadas cosas, pero los lectores de la trilogía original seguramente preferirán tener una opinión propia sobre este libro.

 

17. Herbert, Frank. Herejes de Dune (Heretics of Dune, 1984). 1985. 568 p. Traducido por Domingo Santos.

Quinta entrega de la saga, está ambientada miles de años en el futuro por lo que las condiciones sociales necesariamente han variado. Herbert abusa menos de los diálogos para contar la historia pero recurre nuevamente a la narración coral. Llegados a este punto, seguramente los seguidores de la saga no necesitarán una recomendación.

 

18. Uribe, Augusto, comp. Latinoamérica fantástica. 1985. 298 p. Contiene: Los trepadores, Sergio Gaut vel Hartman. El intermediario, Marcial Souto. Primera línea, Carlos Gardini. Vidas ejemplares, Jaime Poniachik. Quiramir, Eduardo Abel Giménez. Una flor lnca, Raúl Alzogaray. Entre gatos y medianoche, Graciela Parini. El negro, Fernando Morales. El vendrá por mí a medianoche, Daniel Barbieri. Tesis para una nueva literatura fantástica nacional, Daniel Croci. La casa abandonada, Mario Levrero. El plumero, W. Gabriel Mainero. El manuscrito de Juan Abal, Elvio E. Gandolfo. La sueñera, Ana María Shua. Mopsi, te odio, Eduardo Carletti. La garra perpetua, Tarik Carson. El mudo, André Carneiro. Tres cuentos, Esteban Sayegh. Acerca de ciudades que crecen descontroladamente, Angélica Gorodischer.

Primera antología y una auténtica curiosidad dentro de la serie: una colección de cuentos de autores latinoamericanos o deberíamos decir rioplatenses ya que todos, salvo Carneiro (brasileño) son argentinos o uruguayos. Uribe es el seudónimo del investigador, crítico y coleccionista español Agustín Jaureguizar (1935). Casi todos los textos fueron publicados originalmente en revistas argentinas de comienzos de los ochenta, incluso en Cuásar.

 

19. May, Julian. La tierra multicolor (The many colored land, 1981) 1985. 494 p. Traducido por Domingo Santos.

Primer volumen de la Saga del Exilio en el Plioceno, que en su momento hizo mucho ruido. Su autora, Julian May (1931-2017), era una activa miembro del fandom que había publicado más de doscientos libros de divulgación para el público juvenil con seudónimos pero apenas un puñado de cuentos. El disparador de la trama es sencillo: inicialmente ambientada en un futuro de space opera con una humanidad en contacto con otras razas extraterrestres, a aquellas personas que no se adaptan a las nuevas condiciones sociales se les da la opción de exiliarse seis millones de años en el pasado, llevando lo necesario para sobrevivir en buenas condiciones pero sin posibilidades de regresar. Pero el Plioceno es muy distinto de lo que esperaban. Novela entretenida sin mayores ambiciones.

 

20. May, Julian. El torque de oro (The Golden Torc, 1982). 1985. 483 p. Traducido por Domingo Santos.

Continuación directa de la trama de La tierra multicolor, no puede leerse de manera independiente. Sigue el recorrido de los protagonistas en su devenir seis millones de años en el pasado de la Tierra habitada por dos razas extraterrestres.

 

21. Poe, Edgar Allan. La ciencia ficción de Edgar Allan Poe (The Science Fiction of Edgar Allan Poe, 1976) 1985. 269 p. Traducido por Julio Gómez de la Serna y otros. Contiene: Manuscrito encontrado en una botella. La aventura sin par de un tal Hans Pfaall. La conversación de Eiros y Charmion. Un descenso dentro del Maelstrom. Coloquio entre Monos y Una. Una historia de las montañas Ragged. Revelación mesmérica. Breve charla con una momia. El poder de las palabras. El método del doctor Alquitrán y del profesor Trapaza. El extraño caso del señor Valdemar. Mellonta tauta. Von kempelen y su descubrimiento.

Otro volumen inusual dentro de la serie, uno de los dos compuesto por textos del siglo XIX. Además, se recurre a traducciones de mediados del siglo pasado. Más allá de que el libro no encaja en la línea de la colección y de que siempre es bueno leer/releer a Poe, queda pendiente la respuesta a la pregunta de si estos libros se publicaban únicamente porque no se pagan derechos de autor. Ya había una edición de los cuentos de ciencia ficción de Poe con un contenido distinto:  Caralt, 1978. 215 p. (Ciencia-ficción, 21).

 

22. May, Julian. El rey nonato (The nonborn king, 1982) 1985. 506 p. Traducido por Domingo Santos.


23. May, Julian. El adversario (The adversary, 1984) 1985. 588 p. Traducido por Domingo Santos.

En estos dos últimos volúmenes de la primera parte de la saga de la La tierra multicolor siguen las intrigas entre las distintas razas que habitan el Plioceno, entre ellas la humana. Estos últimos tienen como objetivo volver al siglo XXII y se abre una posibilidad para que se concrete esto. May continúa con las mismas virtudes y defectos de los volúmenes anteriores: la historia es atrapante pero los personajes son chatos y resulta finalmente una lectura liviana, una saga bastante típica de los ochenta (y característica de Ultramar). Hoy parece bastante anacrónica.

24. Silverberg, Robert. Sadrac en el horno (Shadrach in the furnace, 1976) 287 p. Traducido por C. González Ania.

Otro de los libros originalmente publicados por Emecé en su colección Ciencia-Ficción y reeditado por Ultramar en la colección que precedió a esta en 1977. Se puede leer una reseña en el artículo correspondiente en esta web sobre la colección de Emecé más abajo, pero podemos señalar que es una novela menor de Silverberg aunque pertenece a su período más destacado, entre 1966 y 1976, siendo la última publicada antes de dejar de escribir por un período de cinco años.

 

25. Vance, Jack. Los chasch (City of the chasch, 1968) 1986. 222 p. Traducido por Domingo Santos.

26. Vance, Jack. Los wankh (Servants of the wankh, 1969) 222 p. Traducido por Domingo Santos.

27. Vance, Jack. Los dirdir (The dirdir, 1969) 1986. 215 p. Traducido por Domingo Santos.

28. Vance, Jack. Los pnume (The pnume, 1970) 1986. 192 p. Traducido por Domingo Santos.


Estas cuatro novelas breves de Jack Vance (1916-2013) componen el Ciclo de Tschai. Ambientado en el planeta de ese nombre, sigue las aventuras de Adam Reith, un humano que ha llegado en respuesta a un pedido de ayuda recibido ciento cincuenta años antes. Cada uno de los títulos es el nombre de una de las razas que habitan el planeta, que no son nativas, y que están en conflicto entre ellas. Ademas, hay humanos que son tratados como esclavos o sirvientes, según a quien sirvan. Colorida, entretenida, esta serie de aventuras no tiene respiro. Casi todos sus personajes, ni hablar de los femeninos, son de cartón pintado, pero aún así se puede leer sin pretensiones. No tiene reedición y son casi inhallables.

domingo, 17 de diciembre de 2023

Minotauro: una odisea de Paco Porrúa, de Martín Felipe Castagnet, por Luis Pestarini


Cualquier lector con un poco de experiencia en ciencia ficción sabe de la importancia de Ediciones Minotauro que, desde su primer volumen, las Crónicas marcianas de Bradbury prologadas por Borges, inició una operación de legitimación del género que llevaría adelante durante décadas. Esta es la característica más notable que tuvieron las publicaciones de Minotauro: traducciones y presentaciones muy cuidadas de títulos literarios, que se diferenciaban claramente de los que se publicaban en España en las décadas del cincuenta y sesenta. De allí llegaban los libros de la primera Nebulae, más orientados a una ciencia ficción más clásica, cercana a la space opera, en ediciones dignas, que se mezclaban con las de Vértice o Cenit, francamente infames, aunque muchos de sus títulos no lo fueran.

Minotauro fue un proyecto de Francisco “Paco” Porrúa (1922-2014), español de nacimiento, argentino por adopción, llevado adelante hasta fines de la década del setenta en nuestro país, para trasladarse a España por la dictadura. En el cambio de milenio Minotauro pasó a manos de Planeta, ansiosa por tener los derechos de la obra de Tolkien. Previsiblemente bajo el Grupo Planeta el catálogo se desdibujó hasta que se volvió irreconocible, al punto en que Porrúa pidió que no le enviasen más ejemplares de cortesía porque le amargaba ver en qué se había convertido su Minotauro.

No es frecuente que se publique un libro sobre el devenir de una editorial, y menos si se trata de una editorial especializada en ciencia ficción y literatura fantástica, por eso resultó una agradable sorpresa el anuncio de la publicación de Minotauro: una odisea de Paco Porrúa, un trabajo de investigación de Martín Felipe Castagnet, publicado por Tren en Movimiento. Castagnet es autor de una buena novela de ciencia ficción, Los cuerpos del verano.

El libro está dividido en cinco partes. La primera de ellas es lo que habitualmente se conoce como el “marco teórico”: presenta a la ciencia ficción, en particular a la ciencia ficción contemporánea, la de los últimos cien años. Está introducción está muy simplificada y hay algunos errores llamativos, como señalar que Hugo Gernsback, el primer editor de una revista de ciencia ficción, vivió 113 años, aunque tenemos que sospechar que se debe a un error de tipeo no advertido.

La segunda parte del libro es tal vez la más relevante, y describe el recorrido biográfico de Porrúa. Castagnet tuvo acceso a documentación como cartas y archivos personales, pudo entrevistar a familiares y colaboradores de Porrúa (y una vez al mismo Porrúa) y sacó muy buen provecho de estos recursos. Leyendo estas páginas uno se puede hacer una buena idea del personaje que fue el editor de Minotauro, de su formación intelectual, de sus influencias francesas en los inicios editoriales y de cómo construyó no solo un proyecto editorial único y brillante, capaz de destacarse por sobre otras propuestas no solo en nuestra lengua, sino en cualquiera, sino que contribuyó a instalar a escritores como Julio Cortázar y Gabriel García Márquez.

Sobre el catálogo de Minotauro se ocupa la extensa tercera parte de este trabajo de investigación. Castagnet afirma que no hay ninguna bibliografía que cubra todo lo publicado por Minotauro, lo que es cierto hasta donde uno sabe, pero hay suficientes herramientas como para reconstruirla a través de la web. Por ejemplo, se puede recurrir a las bases de datos de los ISBN de España o Argentina que son muy completas (aunque no cubren el período completo de existencia de Minotauro) o los catálogos de grandes bibliotecas, como el de la de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, en donde, buscando por editorial “Minotauro”, encontramos: Casa tomada, de Julio Cortázar, de 1969, en una edición apaisada de 22 x 31 cm, donde el texto avanza página a página sobre el plano de un departamento, a lo largo de 78 páginas. Que esta edición, la más importante de Minotauro en estos términos bibliófilos, no esté mencionada en Minotauro: una odisea de Paco Porrúa, opaca severamente este trabajo. Más allá de esto, el recorrido que hace Castagnet es bastante preciso y clarificador, aunque se le pasan algunos detalles. Por ejemplo, que en el quinto tomo de los Cuentos completos de Dick se omite un cuento: “We Can Remember It for You Wholesome”, algo que provocó bastante escándalo en su momento (2008).

El siguiente capítulo se detiene en los traductores y escasamente en las traducciones. Devela lo que era vox populi: que la mayoría de los primeros traductores eran seudónimos (heterónimos los denomina Castagnet) de Porrúa: Manuel Figueroa, Ricardo Gosseyn, Luis Domenech, Gregorio Lemos, José Valdivieso, etc. ¿Era Porrúa un gran traductor? Todos parecen sobreentender que sí, incluso Castagnet. Me voy a remitir a dos experiencias personales. Hace muchos años, traduciendo una cita de un cuento de Bradbury en un artículo para Cuásar, decidí recurrir a la traducción canónica; el cuento estaba en Las doradas manzanas del sol. Me costó bastante localizar el fragmento de la cita de unas 70 palabras ¡porque Porrúa había cambiado la metáfora que encerraba la cita, de manera radical! Por eso sería que García Márquez dijo que prefería leer a Bradbury en español antes que en inglés. Otro ejemplo: trabajando en una traducción anotada de textos de Lovecraft, por curiosidad revisé un par de párrafos de El color que cayó del cielo en la edición de Minotauro: párrafos medianamente largos, Porrúa los había podado hasta reducirlos a la mitad. Entonces, aquí hay un debate no saldado sobre hasta donde puede intervenir el texto un traductor. En el libro no se menciona nada sobre las intervenciones de Porrúa sobre los textos originales.

La última parte del libro es una de las más interesantes ya que analiza las distintas etapas estéticas de las tapas (y en algunos casos interiores) de las ediciones, que incluyeron no pocos artistas reconocidos hasta que Minotauro fue adquirida por Planeta. Cierran el libro unas breves conclusiones, una extensa bibliografía y un catálogo editorial que cierra en 2016, bastante incompleto en los últimos años. Hay que agregar que incluye abundantes páginas en papel ilustración color con numerosas tapas icónicas.

Tal vez se haya pensado este libro como una investigación definitiva sobre el fenómeno Minotauro, en particular sobre la etapa desarrollada bajo la dirección de Porrúa. No lo es, pero aún así es un trabajo imprescindible que aporta una cantidad de información y análisis como ninguna otra publicación haya hecho en español sobre una editorial tan singular como esta que, en sus primeras décadas, se la puede contemplar en una terna al mejor catálogo del género a nivel mundial. Para entender esta condición, una breve anécdota: a fines de los ochenta, dos editoriales pujaban por la publicación de Neuromante en español. Una, editaba varios libros de género mensualmente y ofreció mucho más dinero por los derechos. La otra, Minotauro, apenas sacaba cinco libros por año. Ya sabemos qué editorial publicó la obra de Gibson.