jueves, 18 de abril de 2024

Fallidos y gazapos en la ciencia-ficción, por Luis Pestarini

 


La precariedad y el descuido con que a veces se publica ciencia-ficción ha permitido que ciertos fallidos y gazapos, que no deberían haber visto la luz, llegaran a los ojos de los lectores. La falta de rigor de algunos editores, la torpeza producto del cansancio o el sencillo error humano hicieron que algunas de estas erratas se convirtieran en auténticos despropósitos.

Aquí ofrecemos una breve lista de estos ocasionales deslices, algunos integrados ya al acervo de anécdotas del fandom mientras que otros son expuestos aquí por primera vez. Los hay que demuestran que detrás del error hay oscuridad e ignorancia, mientras que otros son fruto de mentes habitualmente lúcidas. Y para comenzar, justamente, una perlita del mejor pensador que tiene la ciencia-ficción en español: Pablo Capanna.

Analizando —o más bien despedazando— El único enemigo: el tiempo, de Michael Bishop, en la revista Minotauro 5 (2ª época), pág. 19, Capanna afirma:

“La novela de Bishop obtuvo el premio Hugo de 1982, lo cual no solo lleva a dudar del Hugo (es sabido que el Nebula es mucho más confiable) si no de la creatividad en la ciencia-ficción actual.”

El caso es que el premio Nebula suele ser más confiable que el Hugo, como afirma Capanna, pero no ha elegido el mejor ejemplo: la novela de Bishop ganó el Nebula, no el Hugo, para el que ni siquiera estuvo nominada. O sea que es un buen contraejemplo de lo que afirma ¿o no?


Más singular es el caso de Fernando Madrazo Palacio, que en su artículo “Sheri S. Tepper. ¿Nazismo feminista en la ciencia ficción?”, publicado en BEM (nº 56, abril-mayo de 1997, pag. 17), afirma: “... podríamos compilar una lista de las autoras femeninas de ciencia-ficción desde Shelley hasta Le Guin que no sería muy larga, y en la que no nos olvidaríamos prácticamente de nadie: C. L. Moore, André Norton, Keith Laumer, Joanna Russ, Marion Zimmer Bradley, Kate Wilhelm (cuya novela Donde solían cantar los dulces pájaros fue el primer premio Hugo de novela ganado por una mujer) y, por fin, Ursula K. Le Guin”.

Ya es un hallazgo esto de autoras femeninas (¿habrá otro tipo de autoras?), pero los gazapos de relevancia son otros. Keith Laumer ya no puede quejarse pues hace años que no se cuenta entre los vivos, pero seguramente se sentiría muy incómodo en esta lista, porque si bien mamá y papá le pusieron un nombre de género indeterminado, él siempre jugó del lado de los varones. ¡Ay, ese vicio de poner ejemplos por poner! Pero Madrazo bate el récord de desatinos en un párrafo: Wilhelm no fue la primera mujer en ganar un Hugo en la categoría novela, cuando lo hizo Le Guin ya tenía dos en ese rubro. Ni hablar de eso de “nazismo feminista”, ya que no es un fallido sino una simple aberración ideológica.

La facilidad de algunos para poner los dedos sobre el teclado para hacer enumeraciones debería ser contenida de alguna manera. Si no, adviertan lo que sigue de la siempre fértil pluma del fallecido Miquel Barceló, conocido aficionado español y experimentado director de la colección Nova de Ediciones B:

“Para mí tienen valor o interés literario algunas obras (que no todas...) de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Pedro Páramo, Carlos Fuentes, Miguel Delibes, Manuel Vázquez Montalbán y varios más, por citar solo autores que escriben en español.” (en Asimov Ciencia Ficción 14, diciembre 2004, pág. 182.). Vale preguntarse aquí qué obras de Pedro Páramo le han caído a su gusto. ¿Juan Rulfo?

Ahora, un delicioso gazapo científico, de El corazón del cometa, de David Brin y Gregory Benford (Barcelona: Acervo, 1987):

“—No estamos muy lejos —convino Carl—. A treinta U. A. (1) de distancia. Tiene que ver nuestro sol. Ahora no es mucho más brillante que la luna llena en una noche del desierto”. Y en la nota al pie se lee: “(1) U. A. Unidad Angström. Se emplea en la medición de longitudes de onda de luz y otras radiaciones (N. del T.)”

El ångström es una medida para registrar distancias moleculares equivalente a la diez mil millonésima parte de un metro: a treinta ángstrom del sol más que verlo, se hubieran freído en el instante. Claro, U. A. corresponde a unidad astronómica, aproximadamente la distancia media entre la Tierra y el Sol. Por si acaso, los traductores fueron dos: J. Sampere y A. Herrera, cosa de que se puedan culpar mutuamente.


Pero si hablamos de resbalones del sentido común (más que científicos), es ingenioso éste que nos hizo llegar Ricardo Castrilli. La historia gira en torno al contacto de dos razas, la nuestra y los reverenciados T’sai, que le imponen una prueba a nuestros congéneres: “Tenéis hasta la puesta del sol en el planeta Régulus al que os dirigís, unas doce horas a partir de ahora, por vuestro tiempo.” Esto se lee en la página 183 del cuarto volumen de Imperios galácticos, una antología preparada por Brian W. Aldiss, y corresponde al relato “Los intrusos”, de Roger Dee, de 1954. Dee (Roger Dee Aycock, 1914-2004) fue un escritor del montón, prolífico a comienzos de los 50, que probablemente solo sea recordado por presentar un planeta en el que, contra las leyes de la lógica y de la física, el sol se pone simultáneamente en toda su superficie. ¿O será un mundo unidimensional?

Claro que si algunos pecan por violar leyes naturales sin sentir culpa, también ocurre lo contrario, como es el caso de Larry Niven, un adalid de la rigurosidad científica. Si no, lean el texto que abre Un mundo fuera del tiempo: “A quien posea una primera edición de Ringworld [Mundo Anillo]: consérvela. Es la única versión en la cual la Tierra gira en dirección equivocada (Capítulo 1)”. El bueno de Niven no debe haber pegado un ojo hasta que corrigió el error en una nueva edición, pero ¿alguien más se habrá dado cuenta?

Una todavía más sutil, que ha pasado desapercibida hasta ahora y cuyo responsable no soporta más el secreto y por ello nos lo ha confiado para su divulgación, es la siguiente: en inglés, en la serie Heechee (‘Pórtico’), de Frederik Pohl, a partir del segundo volumen aparece un personaje llamado Whitenoise, pero el corrector, Juan Carlos Planells, lo leyó como Whitenose y lo convirtió en Narizblanca en lugar de Ruidoblanco. El error nació en la edición de Ultramar y subsiste en la de Ediciones B. Ya va siendo hora de que lo corrijan.

Para concluir este repaso un clásico que ya ha tomado rango mitológico, al punto en que algunos no creen que exista. Pues bien, se puede verificar en el número 11 del Isaac Asimov’s Ciencia Ficción, que editó Picazo a comienzos de los 80, en la pág. 62. Allí se lee:

“... publicó la primera novela de Edgar Rice Burroughs, Bajo las lunas de Marte, y después Tarzán de los Alpes...”. El lector distraído podría pensar que se trata de una de las tantas novelas escritas por Burroughs que hicieron mundialmente conocido el taparrabos, pero no, es que ‘apes’ (monos) aquí mutó en un montañoso significado. El perpetrador de esta acción que debería estar tipificada en el Código Penal fue Miguel Giménez Sales, cuyas traducciones por sí mismas valdrían un número especial de Cuásar.

Hasta aquí llegamos con los gazapos y fallidos en esta ocasión. Gracias a Ricardo Castrilli, Juan Carlos Planells y Juan Carlos Verrecchia por la asistencia. Con la colaboración de los lectores podemos seguir sumando ejemplos y adicionar otra columna en un número futuro.

 

© 2006 Luis Pestarini. Publicado en Cuásar 44

miércoles, 17 de abril de 2024

Sobre los orígenes de "Crash", por J. G. Ballard


Crash
(junio 1973) fue un inmenso desafío, y escribirla se convirtió casi en un acto psicótico voluntario. En esos tiempos yo tenía tres niños pequeños y el destino podría haberme jugado una broma cruel.

Tal como sucedió, un par de semanas después de terminar la novela estuve envuelto en mi único accidente de tráfico. Después de que uno de los neumáticos delanteros reventara al comienzo del puente de Chiswick, mi automóvil giró bruscamente y cruzó la isla central de la autopista. Destruí una señal (más tarde envié un pago para su reemplazo y me fastidió descubrir que había pagado por un modelo mucho más caro, con luces intermitentes), rodee marcha atrás y continué circulando a lo largo de la mano contraria.

Por fortuna llevaba puesto el cinturón de seguridad y no se vio involucrado ningún otro vehículo, pero algo estuvo cerca: el combustible se estaba derramando del motor y el techo aplastado había comprimido las puertas. Si hubiera muerto allí, no hay duda de que la gente hubiese dicho que había cumplido la lógica de pesadilla que había esbozado en la novela.

Pero en realidad prefiero pensar en Crash como una fábula, una advertencia contra las perversas posibilidades que ofrece la tecnología del Siglo Veinte a la imaginación humana. El cine y la televisión están saturados con una violencia estilizada que toca nuestra imaginación pero nunca lo hace con nuestras terminales nerviosas.

Gran parte de este imaginario violento está tomado de la tecnología: el automóvil, la autopista, el aeropuerto, el hospital moderno y los rascacielos. El choque de autos, en particular intercepta todos los tipos de respuestas ambiguas, como descubrí cuando preparé una exhibición de automóviles chocados en el Laboratorio de Artes Nuevas en 1970, poco después de que comenzara a escribir la novela.

La exhibición era un experimento calculado, diseñado para comprobar la hipótesis central de la novela de que hay una fascinación reprimida detrás de nuestras actitudes convencionales hacia la muerte y la violencia tecnológicas, una fascinación tan obsesiva que puede contener una poderosa carga sexual. Los tres automóviles chocados estaban exhibidos sin comentarios debajo de las luces neutrales de la galería, y en el centro un Pontiac telescópico de la gran era de la aleta caudal.

Para probar los nervios de la audiencia previa, contraté una chica en topless que iba a entrevistar a los invitados en un circuito cerrado de TV. Originalmente había acordado aparecer completamente desnuda, pero cuando vio los automóviles decidió que solo podía aparecer en topless, una respuesta interesante en sí misma, pensé. Más tarde escribió una reseña condenatoria de la exhibición para un periódico independiente.

Nunca había visto ni vi después que una fiesta de presentación degenerara tan rápidamente en una pelea de borrachos. Los automóviles fueron maltratados y atacados, así como lo fueron durante el largo mes de la exhibición: los volcaron y rociaron con pintura blanca. Una periodista del New Society, entonces un bastión del pensamiento bien visto, se quedó tan trastornada por el espectáculo que se quedó muda por la rabia.

Por todo esto, no es necesario decir, consideré que tenía luz verde, y comencé a escribir Crash, la cual creo es mi mejor novela, y la más original. Tengo que darles crédito a mis editores de aquí (Gran Bretaña), de Europa y Estados Unidos, que yo no tuviera ningún problema en publicarla, y ahora espero la película dirigida por David Cronenberg.

Fragmento de “Smashing Day on the Road” (The Independient, 19 de mayo de 1990), traducido por L. P.


lunes, 1 de abril de 2024

Entrevista a Pablo Capanna, por Luis Pestarini (video)

Entrevista a Pablo Capanna, realizada especialmente para la Convención Nacional de Ciencia Ficción, Encuentro Cercano, realizada en la Biblioteca Popular Ansible, entre el 29 y el 31 de marzo: https://www.youtube.com/watch?v=LAMqI2r8pIM. Esta entrevista cerró la exitosa convención que, además de una serie de conferencias y mesas redondas, contó con una obra de teatro basada en el cuento ganador del concurso Karel Capek convocado especialmente para la ocasión, "Error de sistema", de Hernán Domínguez Nimo, y de un poblada exhibición de editores y autores de ciencia ficción y géneros afines. Todo el evento fue organizado por Carles Ros Mas. 

sábado, 23 de marzo de 2024

Encuentro cercano: convención nacional de ciencia ficción. Programación.


Los días 29, 30 y 31 de marzo, la Biblioteca Popular Ansible, especializada en ciencia ficción, fantasía y terror, alojará una convención de ciencia ficción, de entrada libre y gratuita, en la sede de la Biblioteca Popular Ansible, en Café Artigas, Artigas 1850, C. A. B. A.

 

Programación

 

Viernes 29 de marzo, 20 hs.

Estreno: “Error de sistema”, cuento ganador del concurso Karel Capek convocado especialmente para la ocasión, de Hernán Domínguez Nimo. Adaptación teatral a cargo de la Cooperativa Cultural Café Artigas y Pablo Bronzini. Reservas a bibliotecapopularansible@gmail.com. Costo: a la gorra. Jurado: Laura Ponce, Wanda Elfbaum y Luis Pestarini.

 

Sábado 30 de marzo

14 a 20 hs.

Feria de editoriales y dibujantes con música de space age pop (años cincuenta y sesenta), a cargo de Pablo Bronzini.

 

15 a 16 hs.

La ciencia ficción argentina de los años sesenta, a cargo de Matías Carnevale

 

15 a 18 hs.

Mesa de rol: La quinta expedición, una aventura espacial en Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, a cargo de Un Tirito de Cordura

 

16 a 17 hs.

¿Hay Alien ahÍ?: pantallas y visión en Alien (1979) y Alien: Isolation, a cargo de Daniel Lanark

 

17 a 18 hs.

Musicalización en vivo de un fragmento de Aelita, la reina de Marte, a cien años de su estreno, a cargo de Pablo Bronzini

 

18 a 19 hs.

Ansible investiga: mitos y verdades sobre la ciencia ficción latinoamericana, a cargo de Ezequiel de Rosso y Lucía Vázquez

 

19 a 20 hs.

La penúltima verdad: locura, política y espiritualidad en la obra de Philip K. Dick, a cargo de Marcelo Acevedo y Martín Rimbretaud

 

20 hs.

Velada homenaje: premio a la labor de una vida dedicada a la ciencia ficción y el fantástico.

Domingo 31 de marzo

 

14 a 20 hs.

Feria de editoriales y dibujantes con música de space age pop (años cincuenta y sesenta), a cargo de Pablo Bronzini.

 

15 a 16 hs.

Futuro destapado: ¡un recorrido por las tapas más rocambolescas del Pulp argentino!, a cargo de Christian Vallini Lawson y Mariano Buscaglia.

 

15 a 18 hs.

Mesa de rol: El asedio de River Plate: un capítulo clásico de El eternauta de H. G. Oesterheld y Solano López, a cargo de Tirito de Cordura.

 

16 a 17 hs.

Entre sonámbulas e invasiones: el cine de ciencia ficción en Argentina, a cargo de Ayi Turzi.

 

17 a 18 hs.

Una mano narra la otra: lectura y dibujo en vivo de un Miéville rioplatense, a cargo de Mallory Craig-Kuhn y Flavio Greco Paglia.

 

18 a 19 hs.

Posibilidades de viajes por portales estelares: los relatos de supuestos viajeros, a cargo de Andrés Ozols y Walter Pérez Blanco.

 

19 a 20 hs.

Presentación de Minotauro: una odisea de Paco Porrúa, a cargo de Martín Felipe Castagnet.

 

20 hs.

Cierre de la convención con videoentrevista a Pablo Capanna a cargo de Luis Pestarini.