lunes, 17 de septiembre de 2018

Las revistas de ciencia ficción en español II: Zikkurath, por Luis Pestarini


Zikkurath fue una revista española de vida breve: publicó seis números entre noviembre de 1980 y enero de 1982. De formato grande (27 x 20 cm), fue la encarnación comercial de dos revistas que la precedieron, de presentación muy modesta: Zikkurath 2000 y otra homónima de la primera. Y cuando mencionamos la presentación modesta es para contraponerla a su versión comercial: una de las mejores y más innovadoras entre las revistas de género, comparable a la de la primera versión de El Péndulo (ambas tienen el mismo tamaño y contenidos equiparables).

Las primeras versiones de Zikkurath fueron realizadas por Fernando P(érez) Fuenteamor (1944). En esta versión comercial Fuenteamor, que estuvo activo en el género en la segunda mitad de los setenta y la primera de los ochenta, fue el editor, mientras que el Director Periodista fue un desconocido Ignacio de Juan. Además, hay una Coordinación, que equivaldría a un consejo editor, integrada por Juan, Fuenteamor y, también, María de Calonje y Mariano Antolín Rato, aunque fue más amplia en algún número.
En cuanto al contenido, fue una publicación claramente vanguardista, e incluyó relatos de autores anglosajones y franceses que estaban en la cresta de la nueva generación: J. G. Ballard, Edward Bryant, Michael Moorcock, Norman Spinrad, Ian Watson y Brian W. Aldiss, entre otros. Incluso llegaron a publicar un interesante dossier sobre ciencia ficción japonesa. En cuanto a los cuentos españoles, la mayoría incurrían en fallidos experimentos literarios, muy al estilo de lo peor de la new wave de los sesenta.

Traía, también, otro tipo de contenidos: entrevistas, notas (algunas sobre cine de ciencia ficción), historietas y bastante crítica literaria, interesante de leer pero muy filtrada por sus posturas.
Fue un experimento que duró poco tiempo y mereció mejor suerte. Como todas las publicaciones que se apoyan en las vanguardias, algunos de sus rasgos envejecieron muy rápidamente. En América Latina es casi imposible de encontrar porque aquí no tuvo distribución. Los últimos números que compré los vi en la vidriera de una tienda en Madrid. Entre raudo a comprarlos, encontrando dos o tres en un estante. Entonces me percaté que estaba en un sex shop. No debe haber tenido una distribución muy convencional.


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