
La conducta de Asimov seguramente ha provocado un daño hoy imposible de cuantificar, pero se extendió durante décadas, por lo que se pueden contar por decenas las mujeres jóvenes a las que habrá perturbado profunda e imperdonablemente. Pero la pregunta que queda pendiente de resolver en los casos de escritores —o artistas de todo tipo— con estas conductas, es ¿cómo afecta saber esto cuando, como lectores, nos aproximamos a su obra? ¿También debe ser condenada? ¿Separamos al autor de su obra? El artículo original se puede leer aquí: http://www.publicbooks.org/asimovs-empire-asimovs-wall/?fbclid=IwAR3YJFFsFMQIG05RSYffJR3JHzcoxuUqR3h-Y1bfFhHw4GVlB4LzyHfrWa4