Esta serie de
crónicas sobre las revistas de ciencia ficción la comenzamos con la primera
encarnación de la revista argentina Minotauro.
Por ende hubo una segunda etapa. Ésta está comprendida por los once números editados
entre abril de 1983 y marzo de 1986, y fue dirigida por Marcial Souto,
cubriendo el lapso entre la segunda y tercera época de El Péndulo, también dirigida por Souto.
Esta etapa de
Minotauro se parece más a El Péndulo que a la primera Minotauro de los años sesenta, entonces dirigida
por Francisco Porrúa, cuyas ediciones son más asimilables a antologías. Durante
este mismo período Ediciones Minotauro publicó una colección de libros de
autores rioplatenses —muchos
de cuyos nombres se repiten en Minotauro y
El Péndulo—, iniciada con la única edición en dos
volúmenes de Kalpa Imperial de
Angélica Gorodischer. Las diferencias entre esta segunda etapa de Minotauro y El Péndulo reflejan sus distintos modos de producción: la primera
fue editada por Ediciones Minotauro, una editorial de libros, mientras que la
segunda la produjo Ediciones de la Urraca, una editorial de revistas. Minotauro no contiene historietas y el
material gráfico, de alta calidad y con autores compartidos con El Péndulo, se limita a la apertura de
cuentos y artículos.
Cada volumen es
abierto con una breve biografía de los autores y comentario de los textos
incluidos, seguido de una sección de notas cortas, a veces noticias, denominada
“Etcétera”. En el cierre de cada número hay secciones de comentarios de libros
(Capanna y Gardini son los nombres que más se repiten) y de cine (Faretta y
Vinelli), más, en ocasiones, algunas cartas de los lectores. Las secciones en
su conjunto no ocupan más que un puñado de páginas.
En cuanto al
contenido central (relatos y artículos) está firmado por nombres en su mayoría
conocidos. Los artículos son casi sin excepción de Pablo Capanna mientras que
entre los cuentos y novelas cortas encontramos más variedad. Los nombres de Delany,
Dick, Le Guin, Ballard, Tiptree, Sturgeon, Leiber, Disch y Cordwainer Smith nos
permiten establecer el perfil sofisticado de los contenidos: una ciencia
ficción cercana a la vanguardia de los sesenta y setenta, alejada de los
clichés y convencionalismos. Entre los
autores hispanohablantes publicados —todos argentinos salvo Levrero y el español Miguel Gila— prima una tendencia hacia lo
fantástico o surrealista. Entre los más destacados están Gorodischer, Ana María
Shúa, Gardini y Pedro Orgambide. Hay textos que provienen de otros idiomas,
destacando especialmente los de Stanislav Lem. La décima edición estuvo
dedicada íntegramente dedicada a la ciencia ficción argentina, con varios
relatos y una nota de Capanna.
Los 11
volúmenes tienen el tradicional formato digest
y 128 páginas. Sus tiradas de 3000 ejemplares se distribuyeron básicamente en
librerías —otra
diferencia con El Péndulo— y, en menor medida, en kioscos de
revistas. La presentación en general es muy cuidada y algunas de sus
ilustraciones de tapa están entre las mejores de las revistas en español. En su
momento fueron leídas casi como un complemento de El Péndulo pero a la distancia tiene una identidad propia, tal vez
más madura y reflexiva. Marcial Souto hizo un gran trabajo seleccionando textos
y coordinando un equipo de trabajo. Los ejemplares de esta etapa de Minotauro pueden conseguirse sin mucha
dificultad en Argentina pero la cuestión cambia cruzando la frontera porque su distribución fue muy errática.
Acá están:
ResponderEliminarhttps://ahira.com.ar/revistas/minotauro-2da-epoca/