domingo, 22 de mayo de 2016

Revistas profesionales sin presupuesto, Mike Resnick

Hugo Gernsback es considerado el Padre de la Ciencia Ficción. Ese título se lleva bastante mal con los hechos, dado que Mary Shelley, Julio Verne y H. G. Wells escribieron mucho antes de que apareciera Gernsback, pero Hugo le dio nombre al campo y fue el primer editor en sacar una revista dedicada enteramente a la “scientifiction” (Astounding Stories en 1926).

            Colateralmente, también garantizó que nos viéramos inundados por mala ciencia ficción durante los años siguientes… porque al crear un mercado para la ciencia ficción, creó un espacio donde ya no había que competir con lo mejor de las otras categorías. Los escritores de ciencia ficción no tenían que pelear por espacio en las revistas con Dashiell Hammett, James T. Cain y Frank Gruber; ahora competían con Ray Cummings, Nat Schachner y Ross Rocklynne. La primera revista de ciencia ficción en el mundo –y durante años la única– fue dirigida por Hugo Gernsback, un inmigrante cuyo conocimiento del idioma inglés era mínimo, y cuyo conocimiento de la construcción de un relato era nulo. Sentía que el único propósito de la ciencia ficción era interesar a los adolescentes para que se convirtieran en científicos, y de esa manera editaba.
            La forma que publicaba era todavía peor. Le gustaba comprar cuentos, pero odiaba pagarlos. Finalmente Donald A. Wollheim lo llevó a tribunales por una deuda de diez dólares. Ni Gernsback ni Wollheim lo olvidaron jamás.

            Ahora el reloj se mueve hacia adelante unos años, hasta 1940. Wollheim había ayudado a dar forma a los futurianos, aquel grupo de jóvenes increíblemente talentosos que algún día dominarían el campo. Entre sus miembros estaban Cyril Kornbluth, Damon Knight, Judith Merril, Frederik Pohl, Isaac Asimov, Robert A. W. Lowndes, James Blish y Wollheim mismo (que, por otra parte, en unos años estarían dirigiendo todas las revistas de ciencia ficción excepto Astounding de John W. Campbell).
Futurianos Kornbluth, Chester Cohen, John B. Michel, Robert Lowndes y Wollheim en 1939.
De todos modos, mientras Pohl dirigía Astonishing y Super Science con un presupuesto lastimosamente pequeño, Wollheim se hacía cargo de otras dos: Cosmos y Stirring Science. En sus páginas abundaban los relatos de futurianos como Kornbluth, Pohl, Lowndes y Knight, con ilustraciones del mejor artista del grupo, Hannes Bok. Estas revistas pusieron en el mapa a muchos futurianos.
¿Y saben por qué Wollheim usó casi exclusivamente a los futurianos?
Porque su presupuesto era Cero –no pequeño, no mínimo, sino cero– y sólo sus amigos futurianos trabajarían gratis para el hombre que una vez demandó a Hugo Gernsback por los diez dólares que le debía de un cuento.

© Mike Resnick. Publicado originalmente en español en Cuásar 41 

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