martes, 7 de julio de 2020

Las colecciones de ciencia ficción (I): Nebulae Segunda Época, Primera parte, por Luis Pestarini

En el número 27 de Cuásar publicamos la que iba a ser la primera de una serie de notas sobre las principales colecciones de ciencia ficción. Falta de tiempo y falta de espacio impidieron que esta serie se extendiera pero la recuperamos. Aquí  ofrecemos la primera de las tres partes de aquella nota, convenientemente actualizada tras 24 años de su edición original. 

A lo largo de los setenta años que tiene de existencia la ciencia ficción —como género editorial— en lengua hispana, su desarrollo se ha sustentado en dos pilares: las revistas y las colecciones especializadas. Estas últimas estuvieron dedicadas, en soledad, a la difusión de libros que no encontraban un lugar en las colecciones generales de literatura, salvo los que portaban el disuasor nombre de algún autor respectado fuera del género. Las colecciones especializadas aparecieron a mediados de la década del cincuenta en España y Argentina simultáneamente, y tuvieron su esplendor en las décadas del sesenta al ochenta. Iniciamos con esta una serie de notas que intentan revisar lo publicado en las colecciones más representativas que se produjeron en español.
Nebulae 2ª. Época fue publicada por EDHASA en Barcelona entre 1975 y 1987. Es el resurgir de una de las colecciones más emblemáticas e influyentes del género, Nebulae, publicada por la misma editorial entre 1955 y 1969. De hecho, algunos pocos títulos son reediciones de la primera serie. También hay que señalar como antecedente la efímera colección Galaxia de Editorial Sudamericana que publicó cuatro libros en Buenos Aires y anunció otros cinco más: de un total de nueve, seis fueron publicados posteriormente por Nebulae 2ª época. Y la misma editorial publicó la versión argentina de Nebulae, que no siguió ni la numeración ni la presentación de la española, y que alcanzó los 25 títulos de coloridas tapas. La colección de Barcelona publicó 71 volúmenes (60 originales y 11 reediciones) de prolija presentación y traducciones que estaban por encima de la media de la época. Las ilustraciones de las tapas estuvieron a cargo del original y sobrio Julio Vivas, enmarcadas sobre fondos plenos de colores alternativos hasta que, desde el volumen 66, los fondos fueron de un gris metalizado. Luego del cierre de la colección varios títulos fueron retapados siguiendo esta pauta y vueltos a lanzar.
Nebulae 2ª época se inició como una prolongación en contenido y políticas de la colección original, incorporando a su catálogo reediciones de la primera época pero, a partir del volumen 30, comenzó con la presentación de autores nuevos (George R. R. Martin, John Varley, R. A. Lafferty y James Tiptree Jr., entre otros), convirtiéndose en una suerte de hermana menor de Minotauro. Entre sus volúmenes se encuentran algunos clásicos modernos y colecciones de cuentos de infrecuente calidad. Hacia mediados de los ochenta comenzaron a espaciarse las publicaciones y finalmente cedió ante la avalancha de series especializadas de otras editoriales. Tuvo una efímera tercera reencarnación como “Clásicos Nebulae”, donde se combinaron reediciones con novedades. Hay una tercera época de Nebulae, comenzada en 2002 y publicada irregularmente, compuesta básicamente de reediciones.
Con todo, con su andar desparejo y un perfil que demoró en definirse, contribuyó en difundir autores relevantes que en su momento fueron una novedad en el mundo hispanohablante, y en rescatar obras descatalogadas desde hacía largo tiempo.

1. Yo, robot (I, robot, 1950), Isaac Asimov.  1975. 232 p. Traducido por Manuel Bosch Barrett.
Asimov (1920-1992) fue uno de los autores más populares que dio la ciencia ficción, basando esta condición en sus historias ingeniosas, accesibles y efectivas. Yo, robot, su primer libro de cuentos explora por primera vez sus tres famosas leyes de la robótica, poniéndolas a prueba en distintas situaciones con resultados inesperados. Publicados originalmente entre 1940 y 1950, estos relatos conservan buena parte de su frescura, pero han sido ampliamente superados en cuanto a sofisticación y estilo. Es uno de los libros de ciencia ficción más reeditados. Fue una jugada sobre seguro para lanzar la colección. Es reedición del volumen 17 de la Nebulae original.

2. Los dioses de Foxcroft (The Gods of Foxcroft, 1970), David Levy. 1975. 243 p. Traducido por Roser Berdagué.
Los protagonistas de esta historia despiertan cinco siglos en el futuro gracias a los beneficios de la animación suspendida, para descubrir un mundo devastado por la contaminación, en el que los hombres se vieron obligados a refugiarse en zonas reducidas con un desarrollo tecnológico dispar. Con una trama plagada de lugares comunes y mal llevada, este libro es uno de los puntos más bajos de la colección y resulta inexplicable que lo lanzaran como segundo volumen. Su autor, David Levy (1913-2000), fue más conocido como productor cinematográfico que como escritor.

3. Relatos de diez mundos (Tales from Ten Worlds, 1962, Arthur C. Clarke. 1976. 245 p. Traducido por Manuel Figueroa.

La obra de Arthur C. Clarke (1917-2008) es heredera de la tradición de Verne en su ambición de verosimilitud técnica y científica, pero más de las de Wells y Stapledon por el planteamiento de cuestiones filosóficas, éticas y religiosas. Junto a Asimov, Heinlein y Bradbury, formó parte del grupo de escritores que más contribuyó a popularizar la ciencia ficción en el siglo veinte. No obstante esto, es necesario decir que ninguno de sus cuentos más destacados está en este volumen, sosteniéndose varios de ellos en ideas anacrónicas. Los mejores son aquellos que pueden interpretarse como fábulas. Fueron publicados originalmente en los años cincuenta y principios de los sesenta. Fue publicado originalmente en la colección Galaxia de la Editorial Sudamericana argentina.

4. Alas nocturnas (Nightwings, 1969), Robert Silverberg. 1976. 232 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Durante la década que corre entre 1966 y 1975, Robert Silverberg (1935) se instaló en la primera línea del género con sus relatos de temáticas audaces y desinhibidas, los conflictos psicológicos de sus protagonistas y su eficiencia narrativa. Pero luego de esta explosión, sus escritos publicados a partir de 1980 casi siempre carecieron de esa chispa de genialidad y desenfado. Compuesta a partir de varios relatos largos, Alas nocturnas se desarrolla durante la agonía de la humanidad en la Tierra, con Norteamérica sumergiéndose lentamente en el mar y una estructura política medieval sacudida por la llegada de extraterrestres. La protagonista tiene el don de volar gracias a cambios anatómicos producto de ingeniería genética. Contada con un inusual lirismo en Silverberg, fue uno de los libros más populares y mejor recibidos en su tiempo, aunque ahora su lectura exhibe cierta ingenuidad.

5. La ciudad y las estrellas (The City and the Stars, 1956), Arthur C. Clarke. 1976. 232 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Después de varias versiones cortas, el texto definitivo de La ciudad y las estrellas apareció en 1956, transformándose junto a El fin de la infancia y Cita con Rama, en la trilogía de obras mayores del autor británico. El mundo se ha convertido en una utopía tecnológica y socialmente estática habitada por inmortales, enfrentada con otra basada en su relación con la naturaleza. El protagonista escapa de la primera hacia la segunda, provocando un cambio profundo en sus estructuras anquilosadas. Heredera directa de la tradición de Stapledon, es una de las novelas más ambiciosas y logradas de Clarke. Es una reedición con traducción nueva de la primera Nebulae (n° 131).

6. La estrella imposible (Best Science Fiction Stories of B. A., 1965), Brian W. Aldiss. 1976. 229 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Aldiss (1925-2017) desarrolló varias actividades dentro del campo de la ciencia ficción: critico, antologista y escritor, siendo particularmente reconocido en la última. Los cuentos que escribió en su primera década como escritor están, en muchas ocasiones, entre lo mejor de la ciencia ficción contemporánea, y varios de ellos se pueden encontrar en esta colección. Combina originalidad de ideas, un estilo cuidadoso y tramas bien armadas. Como curiosidad vale la pena resaltar el título en inglés: Los mejores cuentos de ciencia ficción de Brian Aldiss. La compilación fue publicada originalmente en 1965, cuando el escritor inglés llevaba sólo once años de ver impreso su primer cuento. Su último cuento apareció más de medio siglo después, en 2016.

7. Paraíso II (Notions: Unlimited, 1960), Robert Sheckley. 1976. 191 p. Traducido por Norma B. de López.
Sheckley (1928-2005) fue un cuentista prolífico en los cincuenta y primeros sesenta , destacándose con sus historias mordaces e ingeniosas que transmiten una extrañamente divertida visión pesimista del futuro de la humanidad. A su período más exitoso pertenecen estos cuentos que, en algunos casos y a la vista de cómo han evolucionado las cosas, parecen un poco ingenuos. Sheckley merece que se recuperen sus mejores cuentos en un libro.

8. El hacedor de universos (The Maker of Universes, 1965), Philip José Farmer. 1976. 228 p. Traducido por Edith Zilli.
Entre las varias series de novelas que escribió Farmer (1918-2009) a lo largo de su prolífica carrera, la del “Mundo de Tiers” —cuyo primer volumen es éste— no es la más destacada. Una inteligencia superior (¿humanoides?) crea pequeños universos habitados por inmortales. Hay abundantes elementos de la fantasía heroica. Lectura liviana, pasatista pero cuidadosamente construida, es un claro antecedente de su “Mundo del Río”, una de las sagas de ciencia ficción más exitosas. Como curiosidad se puede señalar que el segundo libro de la serie, Los pórticos de la creación, fue publicado por otra editorial, Dronte, un año más tarde que esta edición.

 9. Las arenas de Marte (The Sands of Mars, 1951), Arthur C. Clarke. 1976. 208 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Obra menor y muy envejecida, cuenta la historia de un escritor de ciencia ficción que viaja a Marte e intenta obtener la confianza de los colonos. Torpemente escrita, refleja el temprano optimismo de Clarke sobre el desarrollo científico y el poder de la ciencia para mejorar el mundo.

10. En busca de tres mundos (Quest of the Three Worlds, 1966), Cordwainer Smith. 1976. 228 p. Traducido por Pablo Capanna.
La carrera literaria de Cordwainer Smith (seudónimo de Paul Myron Anthony Linebarger, 1913-1966) es breve e intensa. La vida de la persona que la encarnó también: cientista político, académico, consultor militar, experto en guerra psicológica, además, claro, de escritor. Considerado un autor de culto en el mundo anglosajón, en nuestra lengua tuvo un promotor que ha difundido y analizado ampliamente su obra, nada menos que Pablo Capanna, responsable de la traducción del libro, una auténtica curiosidad. Las cuatro historias de En busca de tres mundos están ambientadas en la era más distante de la Instrumentalidad, la gran creación que articula todos los relatos de Cordwainer Smith.

11. Ciudadano del espacio (Citizen in Space, 1955), Robert Sheckley. 1977. 195 p. Traducido por Norma B. de López.
Lo que señalamos en la entrada de Paraíso II, el volumen 7 de la colección, es aplicable a este título. Los cuentos de este libro son los primeros que publicó Sheckley.

12. Claro de Tierra (Earthlight, 1955), Arthur C. Clarke. 1977. 252 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
La lucha política y militar entre varios planetas del sistema solar por adueñarse de los recursos minerales de la Luna no es una hipótesis descabellada para un futuro lejano, incluso podemos hacer el juego de cambiar Luna por Antártida y pensar en el paralelo. Pero el planteo y el desarrollo de esta novela son ingenuos, hasta ridículos. Otra obra menor de Clarke reeditada gracias al éxito de 2001 y Cita con Rama.

13. El tercero a partir del sol (Third from the Sun, 1955), Richard Matheson. 1977. 160 p. Traducido por Norma B. de López.
Antes de convertirse en un reconocido guionista de cine y televisión, Richard Matheson (1926-2013) escribió varias decenas de relatos de ciencia ficción y terror, entre ellos clásicos como Soy leyenda y La casa infernal. Afortunadamente en los últimos años hubo un renovado interés en sus textos y se reeditó casi toda su obra fantástica en español, gracias a las editoriales Valdemar y, en particular, Gigamesh, en muy buenas ediciones. Estos cuentos pertenecen a su primera etapa como escritor, incluyendo su primera historia, el memorable “Nacido de hombre y mujer”.

14. El hombre que no existía (My name is Legion, 1976), Roger Zelazny. 1977. 200 p. Traducido por Norma B. de López.
Este libro es una curiosidad en la producción de Roger Zelazny (1937-1995), habitualmente relacionada con la mitología, la fantasía e historias sofisticadas que entrelazan cuestiones como el deseo y el poder. Se trata de tres historias protagonizadas por un detective a la manera de los de Chandler, ambientadas en un futuro cercano, capaz de cambiar de personalidad y aspecto físico de acuerdo a las circunstancias. Una de las tres historias obtuvo los premios Hugo y Nebula en 1976.

15. Las playas del espacio (The Shores of Space, 1957), Richard Matheson. 1977. 185 p. Traducido por Norma B. de López.
Segunda recopilación de cuentos de Matheson en la colección. En el mismo tono que El tercero a partir del Sol, tal vez ligeramente más cercana al terror y a lo fantástico. Una lectura recomendable de un autor cuya obra fue recuperada en los últimos años.

16. Puerta a las estrellas (Stargate, 1976), Stephen Robinett. 1977. 200 p. Traducido por Norma B. de López.
Robinett (1941-2004) publicó relatos del género con cierta frecuencia entre fines de los sesenta y principios de los ochenta, muchos bajo el seudónimo de Tak Hallus. Aunque no está relacionada con la película homónima, trabaja el mismo concepto de un portal que permite la transmisión de materia, en este caso con el marco de una trama policial. La novela es una obra menor pero que no peca de pretenciosa.

17. La séptima víctima (Untouched by Human Hands, 1954), Robert Sheckley. 1977. 153 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Esta fue la primera recopilación de cuentos de Sheckley y está considerada como una de las mejores de los años cincuenta. Aunque hoy la literatura de Sheckley está algo olvidada, en los años setenta y ochenta libros como La séptima víctima eran presentados como ejemplo de lo incisiva que podía ser la literatura de ciencia ficción.

18. Un anillo alrededor del sol (Ring Around the Sun, 1952), Clifford Simak. 1977. 232 p. Traducido por Edith Zilli.

A diferencia de muchos de sus contemporáneos en el campo de la literatura de ciencia ficción, Simak (1904-1988) evitó las tentaciones de las novelas y las sagas que describen imperios galácticos y a la humanidad colonizando el universo, deteniéndose especialmente en historias de personajes con historias simples, en lo que alguna vez se denominó “ciencia ficción pastoral”. Esta novela es un clásico menor de los universos alternativos que describe a la Tierra como una cadena de mundos que se diferencian ligeramente.

19. El árbol de Saliva (The Saliva Tree and Other Strange Growths, 1966), Brian W. Aldiss. 1977. 266 p. Traducido por Edith Zilli.
Segunda recopilación de cuentos en la colección del autor británico. Se destaca particularmente la novela corta que da título al libro, premio Nebula en 1965, un homenaje a Wells en el centenario de su nacimiento.

20. Los hombres paradójicos (The Paradox Men, 1953), Charles Harness. 1977. 173 p. Traducido por Edith Zilli.
Considerado como uno de los mejores relatos publicados en las revistas pulp de los años cuarenta, Los hombres paradójicos es un space opera centrado en el viaje en el tiempo, narrado a buen ritmo, con abundancia de ideas e inteligencia, aunque  el paso del tiempo le ha restado efectividad.  Harness (1915-2005) produjo algunos de los mejores textos en el período pulp de la ciencia ficción, con todas las limitaciones que ello implica, pero en la actualidad se encuentran mayormente olvidados.  

1 comentario:

  1. A raíz de tu comentario a "Paraíso II" y tal como te conté personalmente, he hallado varios libros de Sheckley en italiano, con una buena cantidad de cuentos no traducidos al castellano. Seguramente este no es el momento para aventuras editoriales, pero sería bueno que algún día se lo rescate, tanto con sus mejores cuentos ya traducidos como con los mejores sin traducir.

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