domingo, 22 de marzo de 2015

Editorial de la edición 53/54 de Cuásar: Tres años


Pasaron tres años desde la publicación del último número de Cuásar. Nada grave motivó la suspensión de la revista, sólo que el trabajo que exigía su edición estaba por encima de las posibilidades del equipo que la publica. No fue una decisión programada, simplemente sucedió. Y también cayó el sitio web, dejó de ser actualizado y finalmente no se renovó el hosting.
Claro que hubo otros proyectos que también se llevaron buena parte de las energías del editor: por un lado, la preparación y selección de una edición anotada de escritos de H. P. Lovecraft, encargada por una editorial argentina, que incluye cuentos, ensayos y cartas,  y que aparecerá próximamente en dos tomos que suman unas 800 páginas.

Por otro lado, la preparación de tres antologías que comprometieron mucho tiempo: Terra Nova y Terra Nova 2, ambas con Mariano Villarreal, ganadoras del premio Ignotus a la mejor antología del año, y Fabricantes de sueños 2012-2013, que pronto publicará la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. La primera está disponible en edición argentina, la última lo estará pronto.
A lo largo de estos tres años se ha ido acumulando material, de modo que finalmente decidimos regresar con una edición doble, similar a la 50/51, un poco, apenas, a modo de compensación. Esta edición tiene pocos cambios con relación a los últimos números, fundamentalmente dos: el primero es la publicación de una ¿historieta? por primera vez en nuestras páginas. No es una historieta convencional, por eso los signos de interrogación, trasgrede algunas normas del género y juega un poco con el humor metafísico. La otra novedad es la desaparición de la sección “Et al”, que acompañó a la revista por más de dos décadas. “Et al”, para muchos el punto de acceso a la revista, estaba dedicada a compendiar y organizar información sobre el género, tanto originada en países con otras lenguas como de Hispanoamérica. No es necesario decir que hoy en día no tiene sentido una sección así en una publicación impresa.
Pero la función de “Et al” no desaparecerá completamente: en simultáneo con la edición de este número abrimos un blog donde, entre otros textos como relatos, artículos o entrevistas, continuaremos publicando información. La dirección es cuasarcienciaficcion.blogspot.com. Allí seguiremos comunicándonos día a día, así como también en nuestra cuenta de Facebook, abierta hace varios meses pero cuya actividad va a comenzar a tener la auténtica dinámica de las redes a partir de la edición de este número de la revista. La dirección: facebook.com/ediciones.cuasar.

Desde la aparición del número 52 de Cuásar han desaparecido los últimos grandes autores clásicos: fallecieron Ray Bradbury (5/6/2012), Jack Vance (28/5/2013), Richard Matheson (23/6/2013) y Harry Harrison (15/8/2012). A ellos hay que agregar a dos escritores que influyeron más directamente en la revista. Uno fue Lucius Shepard (18/3/2014), de quien publicamos varios cuentos, y otro, más cercano, fue Tarik Carson, a quien nos referimos más detenidamente en la presentación de su cuento.
No debemos olvidarnos de Francisco “Paco” Porrúa (18/12/2014), probablemente la persona que más influyó en la ciencia ficción publicada en español. Habitualmente se habla de Porrúa como el “descubridor” de García Márquez y el editor de Rayuela, pero además fue el creador y cerebro de Minotauro, la editorial que llegó a ser la más prestigiosa del mundo por sus ediciones de libros de ciencia ficción. Sus cuidadas ediciones y traducciones y un catálogo rutilante poblado de nombres como Le Guin, Bradbury, Ballard, Tolkien, Sturgeon, entre otros, ayudaron a darle una pátina de respetabilidad a la ciencia ficción. Tal fue el prestigio que tenía Minotauro —hasta que la compró Planeta— que William Gibson prefirió que fuera este sello el que publicara Neuromante por sobre otro español que ofrecía más dinero.
Porrúa pensaba que los editores hablaban a través de los libros que publicaban. Que si los libros que editaba eran buenos, entonces se estaba ante un buen editor, pero si eran malos, mal editor era, pero nunca debía estar el editor por encima de los libros, no debía ser más importante que los autores. Y que como editor, su trabajo estaba reflejado en el catalogo de sus libros. Aunque no lo conocimos personalmente —vivió en España desde 1978—, su labor fue una fuente de inspiración concreta para todos los proyectos vinculados a Cuásar. Sin su trabajo, la ciencia ficción en español hubiera sido algo muy distinto.


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