Hugo Gernsback es
considerado el Padre de la Ciencia Ficción. Ese título se lleva bastante mal
con los hechos, dado que Mary Shelley, Julio Verne y H. G. Wells escribieron
mucho antes de que apareciera Gernsback, pero Hugo le dio nombre al campo y fue
el primer editor en sacar una revista dedicada enteramente a la “scientifiction”
(Astounding Stories en 1926).
Colateralmente, también garantizó que nos viéramos
inundados por mala ciencia ficción durante los años siguientes… porque al crear
un mercado para la ciencia ficción, creó un espacio donde ya no había que
competir con lo mejor de las otras categorías. Los escritores de ciencia
ficción no tenían que pelear por espacio en las revistas con Dashiell Hammett,
James T. Cain y Frank Gruber; ahora competían con Ray Cummings, Nat Schachner y
Ross Rocklynne. La primera revista de ciencia ficción en el mundo –y durante
años la única– fue dirigida por Hugo Gernsback, un inmigrante cuyo conocimiento
del idioma inglés era mínimo, y cuyo conocimiento de la construcción de un
relato era nulo. Sentía que el único propósito de la ciencia ficción era
interesar a los adolescentes para que se convirtieran en científicos, y de esa
manera editaba.
La forma que publicaba era todavía peor. Le gustaba
comprar cuentos, pero odiaba pagarlos. Finalmente Donald A. Wollheim lo llevó a
tribunales por una deuda de diez dólares. Ni Gernsback ni Wollheim lo olvidaron
jamás.
Ahora el reloj se mueve hacia adelante unos años, hasta
1940. Wollheim había ayudado a dar forma a los futurianos, aquel grupo de
jóvenes increíblemente talentosos que algún día dominarían el campo. Entre sus
miembros estaban Cyril Kornbluth, Damon Knight, Judith Merril, Frederik Pohl,
Isaac Asimov, Robert A. W. Lowndes, James Blish y Wollheim mismo (que, por otra
parte, en unos años estarían dirigiendo todas las revistas de ciencia ficción
excepto Astounding de John W.
Campbell).
Futurianos Kornbluth, Chester Cohen, John B. Michel, Robert Lowndes y Wollheim en 1939. |
De
todos modos, mientras Pohl dirigía Astonishing
y Super Science con un
presupuesto lastimosamente pequeño, Wollheim se hacía cargo de otras dos: Cosmos y Stirring Science. En sus páginas abundaban los relatos de
futurianos como Kornbluth, Pohl, Lowndes y Knight, con ilustraciones del mejor
artista del grupo, Hannes Bok. Estas revistas pusieron en el mapa a muchos
futurianos.
¿Y
saben por qué Wollheim usó casi exclusivamente a los futurianos?
Porque
su presupuesto era Cero –no pequeño, no mínimo, sino cero– y sólo sus amigos
futurianos trabajarían gratis para el hombre que una vez demandó a Hugo
Gernsback por los diez dólares que le debía de un cuento.
Bueno pero quiza 10 dolares en 1935 era un dineral...
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