47. El grito de las nubes (Cloud Cry, 1977), Sydney J. Van Scyoc.
214 p. 1980. Traducido por Arturo Casals.
Van Scyoc (1939) publicó una decena de novelas y unos cuantos cuentos
desde 1962 pero, a pesar de una buena calidad media, ninguna de sus obras
alcanzó a tener repercusión. Es el caso de esta novela, una extensión de su
cuento “Deathsong” (1975). Narra la historia de dos humanos y un alienígena que
son puestos en cuarentena en un planeta desconocido. La narración es colorida y
amena pero finalmente intrascendente.
48. Fuga para una isla (Fugue for a Darking Island, 1972),
Christopher Priest. 151 p. 1981. Traducido por César Terrón.
Inteligente novela del inglés Priest (1943), y su obra de contenido
político más explícito. En un futuro no muy distante hay una guerra nuclear en
África que provoca una inmigración masiva a Gran Bretaña de gran cantidad de habitantes
de sus ex colonias. El sistema social comienza a desintegrarse por la ineptitud
de los gobernantes para resolver la crisis y estallan los conflictos sociales.
Una novela que hoy se puede leer dialogando con la realidad.
49. Enemigos del sistema (Enemies of the System, 1977), Brian W. Aldiss. 167 p. 1981. Traducido por Domingo Santos.
Novela corta extendida hasta las 167 páginas gracias al gigantismo
tipográfico. Es una sátira del conformismo y del colectivismo como actitudes
sociales. Se lee en un rato y no agrega ni quita nada a la obra de Aldiss.
50. Futuro imperfecto, Domingo Santos. 1981. 245 p.
Santos (seudónimo de Pedro Domingo Mutiñó, 1941-2018) fue una figura
central en la difusión de la ciencia ficción en español. Comenzó escribiendo y
publicando en la década del cincuenta para ir privilegiando las tareas de
director editorial y traductor con el paso de los años. Su obra literaria tuvo
una clara evolución temática desde las novelas de aventuras de ciencia ficción
mayormente irrelevantes hasta historias más breves preocupadas por cuestiones
como la degradación ambiental, el poder de las grandes corporaciones o los
conflictos sociales con un tono levemente satírico y claramente inspirado en
autores como Sheckley o Ellison. Este volumen reúne cuentos de los años
setenta, rutinarios, bastante superficiales. Es el único volumen de la
colección escrito originalmente en español.
51. Titán (Titan, 1979), John Varley. 326 p. 1981. Traducido por
César Terrón.
En los setenta Varley (1947) parecía la estrella más prometedora de su
generación, pero su nombre se fue desvaneciendo de los primeros planos hasta
que su aparición se volvió esporádica e irrelevante. Titán es el primer título de una trilogía, seguido por La hechicera (último volumen de Nebulae)
y Demon, inédita en español. En Titán se narra el envío de una
expedición comandada por una mujer a explorar el satélite saturnino del título,
para descubrir que no es una masa de roca sino un ser vivo artificial. En su
interior hay un universo de seres extraordinarios y míticos. La narración es
entretenida y creativa, pero fue duramente criticada su protagonista femenina
por responder a estereotipos, en particular en su sexualidad, abundantemente
descripta.
52. Indoctrinario (Indoctrinaire, 1970), Christopher Priest. 227 p.
1981. Traducida por César Terrón.
Novela de ciencia ficción claramente kafkiana en su clima, oscura y
derivativa, que cuenta la historia de un individuo que se ve trasladado
inexplicablemente de un laboratorio secreto en la Antártida a la selva
brasileña del siglo XXII, donde es parte de una serie de intrigas mientras
intenta escapar. Primera novela de Priest, bastante menor en su producción.
Desde que Ridley Scott la filmara como Blade Runner en 1982, esta novela se ha convertido en la más
popular de la obra de Dick, fama nada injusta porque pertenece al conjunto de
sus obras importantes. La trama es conocida: en un mundo futuro en el que los
animales fueron exterminados y los reemplazaron con robots, el trabajo del
protagonista es perseguir androides que intentan hacerse pasar por humanos. La
pregunta de qué es ser humano, crónica en la obra de Dick, aparece aquí en
primer plano.
54. Un planeta llamado Traición (A Planet Called Treason, 1979),
Orson Scott Card. 271 p. 1981. Traducido por Domingo Santos.
Los habitantes del planeta Traición están divididos en familias
especializadas en un aspecto de la ciencia o del arte. El protagonista
pertenece a la que se ocupa de la ingeniería genética, poseyendo un cuerpo que
se regenera ante cualquier accidente. Tradicional viaje iniciático, esta novela
cuenta el periplo del protagonista por las distintas familias para recuperar su
herencia. Nada hacía pensar en los primeros escritos de Card (1951) que su
prolífica obra evolucionaría hacia un conservadurismo radical y homofóbico, al
punto en que cuando adquirieron los derechos para filmar El juego de Ender, hicieron constar en el contrato que Card no
podría hacer declaraciones públicas ni dar entrevistas hasta que la película
concluyera su ciclo comercial. Pero los primeros relatos de Card son intensos,
imaginativos y bien narrados.
55. Torrente de Fuego y otros relatos (Fireflood and Other Stories,
1979), Vonda N. McIntyre. 285 p. 1982. Traducido por César Terrón.
En la obra de McIntyre (1948-2019) se transparenta su formación como
bióloga genética: en sus mejores relatos expone los dilemas éticos y humanos
que provoca la ingeniería genética, con tramas que a veces rosan el melodrama.
No fue una escritora muy prolífica pero su calidad media estuvo muy por encima
de la de muchos de sus colegas más famosos. Esta colección de cuentos reúne un
puñado de relatos, algunos de ellos premiados en su momento.
56. Los solarianos (The Solarians, 1966), Norman Spinrad. 213 p.
1982. Traducido por César Terrón.
En los comienzos de su carrera, Spinrad (1940), escribió un par de
space opera con el único objetivo de pagar el alquiler. Los solarianos es su primera novela y pertenece a este grupo. La narración
es poco original, liviana y apenas entretenida.
57 y 58. Los muchos mundos de Poul Anderson I y II (The Many Worlds of
Poul Anderson, 1974) 173 + 191 p. Traducidos por Norma B. de López.
Estos dos volúmenes son representativos de la obra corta de Anderson
(1926-2001), autor muy popular entre las décadas del cincuenta y ochenta, al
punto en que obtuvo siete premios Hugo y tres Nebula, marca superada por muy
pocos autores. Estos libros son una buena muestra del quehacer literario de
Anderson, que iba desde la ciencia ficción dura hasta la fantasía, pasando por
el space opera y otros subgéneros, e incluyen algunos de sus cuentos premiados.
59. Moderan (Moderan, 1971), David R. Bunch. 305 p. 1982. Traducido
por César Terrón.
Este volumen reúne casi medio centenar de cuentos cortos que describen
un mundo futuro hipertecnológico, que combina fábulas y sátiras, y que puede
ser del gusto del lector más exigente o su pesadilla literaria. Describe con
breves viñetas el futuro de la humanidad tras un holocausto nuclear que la
obligó a convertirse en una raza de ciborgs para sobrevivir. Bunch (1925-2000)
fue esencialmente poeta y esto se nota en estos cuentos breves, cuya traducción
no le hace justicia a la prosa en inglés. Una edición ampliada de los cuentos de
Moderan se publicó en su lengua original en 2018.
60. Ojos de ámbar (Eyes of Ambar and Other Stories, 1979), Joan D.
Vinge. 325 p. 1982. Traducido por Domingo Santos.
La carrera literaria de Vinge (1948) floreció a fines de los setenta como
una heredera sofisticada y feminista de la obra colorida e imaginativa de André
Norton, pero en las últimas tres décadas prácticamente no ha publicado nada. En
sus relatos recurre a la mitología y a los cuentos de hadas para transformarlos
en versiones modernas con el maquillaje de la ciencia ficción. La historia que
da título al libro, acerca de los intentos de comunicación entre un lingüista y
un alienígena, ganó el premio Hugo.
61. Nave de fuego (Fireship, 1978), Joan D. Vinge. 163 p. 1983.
Traducido por César Terrón.
Más Vinge en formato no tan corto ya que este breve libro sólo contiene
dos novelas cortas. Con las mismas características de los relatos del anterior
volumen de la colección Nebulae, pasa como una literatura liviana y un poco
melodramática con más elementos del space opera.
62. Criptozoico (Cryptozoic, 1967), Brian W. Aldiss. 223 p. 1983.
Traducido por Domingo Santos.
Parece que Nebulae se especializó en publicar las novelas menos
logradas de Aldiss. En este caso narra las andanzas de un viajero del tiempo
que recorre la historia desde los orígenes del universo hasta los días cuando
todo ha desaparecido, con monotonía y poca imaginación.
63. La otra isla del doctor Moreau (Moreau’s Other Island, 1980),
Brian W. Aldiss. 173 p. 1983. Traducido por Rubén Masera.
Reescritura de la novela de Wells en términos más cercanos al fin del
milenio: se desarrolla una guerra nuclear en 1996 (un siglo después de la
publicación de la original) cuando una nave espacial cae a la tierra con un
único sobreviviente, quien llega a una isla donde se realizan sorprendentes
experimentos en bioingeniería. A pesar de sus esfuerzos, Aldiss sólo logra un
refrito de la novela de Wells.
64. ¿Quién anda por aquí? (Who Goes Here?, 1977), Bob Shaw. 167 p. 1984. Traducido por César Terrón.
Esta breve novela se ríe sin complejos de los clásicos de la ciencia
ficción, ya desde el título, una parodia de “Who Goes There?”, el relato de
John W. Campbell que fue la fuente de la película El enigma de otro mundo. A la manera de Bill, héroe galáctico de Harry Harrison, Shaw se mofa de los héroes
de las historias bélicas de ciencia ficción con ingenio y buen ritmo.
Particularmente recomendable para los lectores que manejan los códigos de la
ciencia ficción y tienen un sentido del humor bien desarrollado.
65. La transmigración de Timothy Archer (The Transmigration of
Timothy Archer), Philip K. Dick. 220 p. 1984. Traducido por Carlos Peralta.
Última novela de Dick publicada en vida, conforma junto con SIVAINVI, Radio Libre Albemuth y La
invasión divina una serie con pocos contactos con la ciencia ficción o la
fantasía —en particular ésta—, originadas en las experiencias místicas de Dick de
mediados de los setenta. Cuenta la búsqueda de fe del obispo Archer a través de
distintas experiencias. Es importante como lectura complementaria de la obra de
Dick y el libro más sencillo y accesible de su último período.
66. Los proscriptos del Cinturón del Cielo (The Outcasts of Heaven
Bell, 1978), Joan D. Vinge. 218 p. 1984. Traducido por Carlos Peralta.
Esta primera novela de Vinge es una mezcla de aventuras y romance
ambientada en un futuro distante en el cual se ha colonizado el Sistema Solar.
En el Cinturón de Asteroides se han producido varias guerras civiles y una nave
espacial que llega del espacio profundo altera el precario equilibrio. Sin
mayores pretensiones, hoy se ve anacrónica y olvidable.
67. Mundos cálidos y otros (Warm Worlds and Otherwise, 1975), James
Tiptree Jr. 241 p. 1985. Traducido por Carlos Peralta.
La primera colección de cuentos de Tiptree reúne lo más destacado entre
los publicados en sus iniciales cinco años de carrera. Recopilación variada
tanto en temas como en calidad, destacan “La muchacha que estaba conectada” y
“Amor es el plan el plan es la muerte”. Incluye el famoso prólogo de Robert Silverberg
en el que especula sobre la identidad real que se escondía detrás del seudónimo
de Tiptree, concluyendo que era un hombre de unos cincuenta años.
La ficción corta de Le Guin (1929-2018) siempre fue a la zaga de sus
novelas en la consideración de la crítica. Sin embargo, con una selección de
sus relatos más destacados se podría armar una de las mejores antologías de
ciencia ficción y fantasía. Las doce
moradas del viento no reúne lo mejor de Le Guin porque es una antología
temprana, pero incluye algunos de los cuentos más estremecedores de la ciencia
ficción como “Los que se marchan de Omelas” y varios más, alternando fantasía y
ciencia ficción. Uno de los puntos altos de Nebulae.
70. Herederos de las estrellas (Inherit the Stars, 1977), James P.
Hogan. 293 p. 1986. Traducido por B. Ramiro.
Ésta fue la primera novela publicada por Hogan (1941-2010), pero
muestra en forma pronunciada las características de su producción posterior:
historias de contenido político en formato de thriller, enmarcadas en futuros
hipertecnológicos, un acentuado conservadurismo ideológico y una escritura de
virtudes muy cortas. En el mejor de los casos esta novela puede pasar como un
policial liviano.
71. La hechicera (Wizard, 1980), John Varley. 495 p. 1987.
Traducido por Antonio Samons y Hernán Sabaté.
Secuela de Titán. Narra las
aventuras de la protagonista en el mundo vivo que resultó ser el satélite de
Saturno, mientras intenta que sobreviva Gaea —la criatura que es el satélite—,
que está en riesgo. No sale bien parado en una comparación con Titán, pero al menos no es tan
irrelevante como el volumen anterior de la colección. Por lejos, es el libro
más extenso de Nebulae y un cierre no tan digno como merecía la colección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario