A lo largo de los setenta años que tiene de existencia la
ciencia ficción —como género editorial— en lengua hispana, su desarrollo se ha
sustentado en dos pilares: las revistas y las colecciones especializadas. Estas
últimas estuvieron dedicadas, en soledad, a la difusión de libros que no
encontraban un lugar en las colecciones generales de literatura, salvo los que
portaban el disuasor nombre de algún autor respectado fuera del género. Las
colecciones especializadas aparecieron a mediados de la década del cincuenta en
España y Argentina simultáneamente, y tuvieron su esplendor en las décadas del
sesenta al ochenta. Iniciamos con esta una serie de notas que intentan revisar
lo publicado en las colecciones más representativas que se produjeron en
español.
Nebulae 2ª. Época fue publicada por EDHASA en Barcelona
entre 1975 y 1987. Es el resurgir de una de las colecciones más emblemáticas e
influyentes del género, Nebulae, publicada por la misma editorial entre 1955 y
1969. De hecho, algunos pocos títulos son reediciones de la primera serie.
También hay que señalar como antecedente la efímera colección Galaxia de
Editorial Sudamericana que publicó cuatro libros en Buenos Aires y anunció
otros cinco más: de un total de nueve, seis fueron publicados posteriormente por
Nebulae 2ª época. Y la misma editorial publicó la versión argentina de Nebulae,
que no siguió ni la numeración ni la presentación de la española, y que alcanzó
los 25 títulos de coloridas tapas. La colección de Barcelona publicó 71
volúmenes (60 originales y 11 reediciones) de prolija presentación y
traducciones que estaban por encima de la media de la época. Las ilustraciones
de las tapas estuvieron a cargo del original y sobrio Julio Vivas, enmarcadas
sobre fondos plenos de colores alternativos hasta que, desde el volumen 66, los
fondos fueron de un gris metalizado. Luego del cierre de la colección varios
títulos fueron retapados siguiendo esta pauta y vueltos a lanzar.
Nebulae 2ª época se inició como una prolongación en
contenido y políticas de la colección original, incorporando a su catálogo
reediciones de la primera época pero, a partir del volumen 30, comenzó con la
presentación de autores nuevos (George R. R. Martin, John Varley, R. A.
Lafferty y James Tiptree Jr., entre otros), convirtiéndose en una suerte de
hermana menor de Minotauro. Entre sus volúmenes se encuentran algunos clásicos
modernos y colecciones de cuentos de infrecuente calidad. Hacia mediados de los
ochenta comenzaron a espaciarse las publicaciones y finalmente cedió ante la
avalancha de series especializadas de otras editoriales. Tuvo una efímera
tercera reencarnación como “Clásicos Nebulae”, donde se combinaron reediciones
con novedades. Hay una tercera época de Nebulae, comenzada en 2002 y publicada
irregularmente, compuesta básicamente de reediciones.
Con todo, con su andar desparejo y un perfil que demoró en
definirse, contribuyó en difundir autores relevantes que en su momento fueron
una novedad en el mundo hispanohablante, y en rescatar obras descatalogadas
desde hacía largo tiempo.
1. Yo, robot (I, robot, 1950), Isaac Asimov. 1975. 232 p. Traducido por Manuel Bosch
Barrett.
Asimov (1920-1992) fue uno de los autores más populares que
dio la ciencia ficción, basando esta condición en sus historias ingeniosas,
accesibles y efectivas. Yo, robot, su
primer libro de cuentos explora por primera vez sus tres famosas leyes de la
robótica, poniéndolas a prueba en distintas situaciones con resultados
inesperados. Publicados originalmente entre 1940 y 1950, estos relatos
conservan buena parte de su frescura, pero han sido ampliamente superados en
cuanto a sofisticación y estilo. Es uno de los libros de ciencia ficción más
reeditados. Fue una jugada sobre seguro para lanzar la colección. Es reedición
del volumen 17 de la Nebulae original.
2. Los dioses de
Foxcroft (The Gods of Foxcroft, 1970), David Levy. 1975. 243 p. Traducido
por Roser Berdagué.
Los protagonistas de esta historia despiertan cinco siglos
en el futuro gracias a los beneficios de la animación suspendida, para
descubrir un mundo devastado por la contaminación, en el que los hombres se
vieron obligados a refugiarse en zonas reducidas con un desarrollo tecnológico
dispar. Con una trama plagada de lugares comunes y mal llevada, este libro es
uno de los puntos más bajos de la colección y resulta inexplicable que lo
lanzaran como segundo volumen. Su autor, David Levy (1913-2000), fue más
conocido como productor cinematográfico que como escritor.
3. Relatos de diez
mundos (Tales from Ten Worlds, 1962, Arthur C. Clarke. 1976. 245 p. Traducido
por Manuel Figueroa.
La obra de Arthur C. Clarke (1917-2008) es heredera de la
tradición de Verne en su ambición de verosimilitud técnica y científica, pero
más de las de Wells y Stapledon por el planteamiento de cuestiones filosóficas,
éticas y religiosas. Junto a Asimov, Heinlein y Bradbury, formó parte del grupo
de escritores que más contribuyó a popularizar la ciencia ficción en el siglo
veinte. No obstante esto, es necesario decir que ninguno de sus cuentos más
destacados está en este volumen, sosteniéndose varios de ellos en ideas
anacrónicas. Los mejores son aquellos que pueden interpretarse como fábulas.
Fueron publicados originalmente en los años cincuenta y principios de los
sesenta. Fue publicado originalmente en la colección Galaxia de la Editorial
Sudamericana argentina.
4. Alas nocturnas (Nightwings,
1969), Robert Silverberg. 1976. 232 p. Traducido por Norma B. de López y Edith
Zilli.
Durante la década que corre entre 1966 y 1975, Robert
Silverberg (1935) se instaló en la primera línea del género con sus relatos de
temáticas audaces y desinhibidas, los conflictos psicológicos de sus
protagonistas y su eficiencia narrativa. Pero luego de esta explosión, sus
escritos publicados a partir de 1980 casi siempre carecieron de esa chispa de
genialidad y desenfado. Compuesta a partir de varios relatos largos, Alas nocturnas se desarrolla durante la
agonía de la humanidad en la Tierra, con Norteamérica sumergiéndose lentamente
en el mar y una estructura política medieval sacudida por la llegada de extraterrestres.
La protagonista tiene el don de volar gracias a cambios anatómicos producto de
ingeniería genética. Contada con un inusual lirismo en Silverberg, fue uno de
los libros más populares y mejor recibidos en su tiempo, aunque ahora su
lectura exhibe cierta ingenuidad.
5. La ciudad y las
estrellas (The City and the Stars, 1956), Arthur C. Clarke. 1976. 232 p.
Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Después de varias versiones cortas, el texto definitivo de La ciudad y las estrellas apareció en
1956, transformándose junto a El fin de
la infancia y Cita con Rama, en
la trilogía de obras mayores del autor británico. El mundo se ha convertido en
una utopía tecnológica y socialmente estática habitada por inmortales,
enfrentada con otra basada en su relación con la naturaleza. El protagonista
escapa de la primera hacia la segunda, provocando un cambio profundo en sus
estructuras anquilosadas. Heredera directa de la tradición de Stapledon, es una
de las novelas más ambiciosas y logradas de Clarke. Es una reedición con
traducción nueva de la primera Nebulae (n° 131).
6. La estrella
imposible (Best Science Fiction Stories of B. A., 1965), Brian W. Aldiss.
1976. 229 p. Traducido por Norma B. de López y Edith Zilli.
Aldiss (1925-2017) desarrolló varias actividades dentro del
campo de la ciencia ficción: critico, antologista y escritor, siendo
particularmente reconocido en la última. Los cuentos que escribió en su primera
década como escritor están, en muchas ocasiones, entre lo mejor de la ciencia
ficción contemporánea, y varios de ellos se pueden encontrar en esta colección.
Combina originalidad de ideas, un estilo cuidadoso y tramas bien armadas. Como
curiosidad vale la pena resaltar el título en inglés: Los mejores cuentos de ciencia ficción de Brian Aldiss. La
compilación fue publicada originalmente en 1965, cuando el escritor inglés
llevaba sólo once años de ver impreso su primer cuento. Su último cuento
apareció más de medio siglo después, en 2016.
7. Paraíso II (Notions:
Unlimited, 1960), Robert Sheckley. 1976. 191 p. Traducido por Norma B. de
López.
Sheckley (1928-2005) fue un cuentista prolífico en los
cincuenta y primeros sesenta , destacándose con sus historias mordaces e
ingeniosas que transmiten una extrañamente divertida visión pesimista del futuro
de la humanidad. A su período más exitoso pertenecen estos cuentos que, en
algunos casos y a la vista de cómo han evolucionado las cosas, parecen un poco
ingenuos. Sheckley merece que se recuperen sus mejores cuentos en un libro.
8. El hacedor de universos
(The Maker of Universes, 1965), Philip José Farmer. 1976. 228 p. Traducido
por Edith Zilli.
Entre las varias series de novelas que escribió Farmer
(1918-2009) a lo largo de su prolífica carrera, la del “Mundo de Tiers” —cuyo
primer volumen es éste— no es la más destacada. Una inteligencia superior
(¿humanoides?) crea pequeños universos habitados por inmortales. Hay abundantes
elementos de la fantasía heroica. Lectura liviana, pasatista pero
cuidadosamente construida, es un claro antecedente de su “Mundo del Río”, una
de las sagas de ciencia ficción más exitosas. Como curiosidad se puede señalar
que el segundo libro de la serie, Los
pórticos de la creación, fue publicado por otra editorial, Dronte, un año
más tarde que esta edición.
9. Las arenas de Marte (The Sands of Mars,
1951), Arthur C. Clarke. 1976. 208 p. Traducido por Norma B. de López y Edith
Zilli.
Obra menor y muy envejecida, cuenta la historia de un
escritor de ciencia ficción que viaja a Marte e intenta obtener la confianza de
los colonos. Torpemente escrita, refleja el temprano optimismo de Clarke sobre
el desarrollo científico y el poder de la ciencia para mejorar el mundo.
10. En busca de tres
mundos (Quest of the Three Worlds, 1966), Cordwainer Smith. 1976. 228 p.
Traducido por Pablo Capanna.
La carrera literaria de Cordwainer Smith (seudónimo de Paul
Myron Anthony Linebarger, 1913-1966) es breve e intensa. La vida de la persona
que la encarnó también: cientista político, académico, consultor militar,
experto en guerra psicológica, además, claro, de escritor. Considerado un autor
de culto en el mundo anglosajón, en nuestra lengua tuvo un promotor que ha
difundido y analizado ampliamente su obra, nada menos que Pablo Capanna,
responsable de la traducción del libro, una auténtica curiosidad. Las cuatro
historias de En busca de tres mundos
están ambientadas en la era más distante de la Instrumentalidad, la gran
creación que articula todos los relatos de Cordwainer Smith.
11. Ciudadano del
espacio (Citizen in Space, 1955), Robert Sheckley. 1977. 195 p. Traducido
por Norma B. de López.
Lo que señalamos en la entrada de Paraíso II, el volumen 7 de la colección, es aplicable a este
título. Los cuentos de este libro son los primeros que publicó Sheckley.
12. Claro de Tierra
(Earthlight, 1955), Arthur C. Clarke. 1977. 252 p. Traducido por Norma B. de
López y Edith Zilli.
La lucha política y militar entre varios planetas del
sistema solar por adueñarse de los recursos minerales de la Luna no es una
hipótesis descabellada para un futuro lejano, incluso podemos hacer el juego de
cambiar Luna por Antártida y pensar en el paralelo. Pero el planteo y el
desarrollo de esta novela son ingenuos, hasta ridículos. Otra obra menor de
Clarke reeditada gracias al éxito de 2001
y Cita con Rama.
13. El tercero a
partir del sol (Third from the Sun, 1955), Richard Matheson. 1977. 160 p.
Traducido por Norma B. de López.
Antes de convertirse en un reconocido guionista de cine y
televisión, Richard Matheson (1926-2013) escribió varias decenas de relatos de
ciencia ficción y terror, entre ellos clásicos como Soy leyenda y La casa
infernal. Afortunadamente en los últimos años hubo un renovado interés en
sus textos y se reeditó casi toda su obra fantástica en español, gracias a las
editoriales Valdemar y, en particular, Gigamesh, en muy buenas ediciones. Estos
cuentos pertenecen a su primera etapa como escritor, incluyendo su primera
historia, el memorable “Nacido de hombre y mujer”.
14. El hombre que no
existía (My name is Legion, 1976), Roger Zelazny. 1977. 200 p. Traducido
por Norma B. de López.
Este libro es una curiosidad en la producción de Roger
Zelazny (1937-1995), habitualmente relacionada con la mitología, la fantasía e
historias sofisticadas que entrelazan cuestiones como el deseo y el poder. Se
trata de tres historias protagonizadas por un detective a la manera de los de
Chandler, ambientadas en un futuro cercano, capaz de cambiar de personalidad y
aspecto físico de acuerdo a las circunstancias. Una de las tres historias
obtuvo los premios Hugo y Nebula en 1976.
15. Las playas del
espacio (The Shores of Space, 1957), Richard Matheson. 1977. 185 p.
Traducido por Norma B. de López.
Segunda recopilación de cuentos de Matheson en la colección.
En el mismo tono que El tercero a partir
del Sol, tal vez ligeramente más cercana al terror y a lo fantástico. Una
lectura recomendable de un autor cuya obra fue recuperada en los últimos años.
16. Puerta a las
estrellas (Stargate, 1976), Stephen Robinett. 1977. 200 p. Traducido por
Norma B. de López.
Robinett (1941-2004) publicó relatos del género con cierta
frecuencia entre fines de los sesenta y principios de los ochenta, muchos bajo
el seudónimo de Tak Hallus. Aunque no está relacionada con la película
homónima, trabaja el mismo concepto de un portal que permite la transmisión de
materia, en este caso con el marco de una trama policial. La novela es una obra
menor pero que no peca de pretenciosa.
17. La séptima víctima
(Untouched by Human Hands, 1954), Robert Sheckley. 1977. 153 p. Traducido
por Norma B. de López y Edith Zilli.
Esta fue la primera recopilación de cuentos de Sheckley y
está considerada como una de las mejores de los años cincuenta. Aunque hoy la
literatura de Sheckley está algo olvidada, en los años setenta y ochenta libros
como La séptima víctima eran
presentados como ejemplo de lo incisiva que podía ser la literatura de ciencia
ficción.
18. Un anillo
alrededor del sol (Ring Around the Sun, 1952), Clifford Simak. 1977. 232 p.
Traducido por Edith Zilli.
A diferencia de muchos de sus contemporáneos en el campo de
la literatura de ciencia ficción, Simak (1904-1988) evitó las tentaciones de
las novelas y las sagas que describen imperios galácticos y a la humanidad
colonizando el universo, deteniéndose especialmente en historias de personajes
con historias simples, en lo que alguna vez se denominó “ciencia ficción
pastoral”. Esta novela es un clásico menor de los universos alternativos que
describe a la Tierra como una cadena de mundos que se diferencian ligeramente.
19. El árbol de Saliva
(The Saliva Tree and Other Strange Growths, 1966), Brian W. Aldiss. 1977.
266 p. Traducido por Edith Zilli.
Segunda recopilación de cuentos en la colección del autor
británico. Se destaca particularmente la novela corta que da título al libro,
premio Nebula en 1965, un homenaje a Wells en el centenario de su nacimiento.
20. Los hombres
paradójicos (The Paradox Men, 1953), Charles Harness. 1977. 173 p.
Traducido por Edith Zilli.
Considerado como uno de los mejores relatos
publicados en las revistas pulp de los años cuarenta, Los hombres paradójicos es un space opera centrado en el viaje en
el tiempo, narrado a buen ritmo, con abundancia de ideas e inteligencia, aunque
el paso del tiempo le ha restado
efectividad. Harness (1915-2005) produjo
algunos de los mejores textos en el período pulp de la ciencia ficción, con
todas las limitaciones que ello implica, pero en la actualidad se encuentran
mayormente olvidados.
A raíz de tu comentario a "Paraíso II" y tal como te conté personalmente, he hallado varios libros de Sheckley en italiano, con una buena cantidad de cuentos no traducidos al castellano. Seguramente este no es el momento para aventuras editoriales, pero sería bueno que algún día se lo rescate, tanto con sus mejores cuentos ya traducidos como con los mejores sin traducir.
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